Formarse en este campus marca el carácter, incluso a nivel de concepto de vida. Es lo que destila toda la conversación con Diego Gerwig, de 38 años e Iker González, de 29. El primero, es ingeniero de Obras Públicas y se apuntó al centro con la intención de aplicar todo el conocimiento por adquirir en su puesto de trabajo en una empresa contratada por la Diputación Foral. “Quería conocer un poco todo este mundo, me surgió la oportunidad y entré, además también como reto personal y por curiosidad”, indica.

Su compañero se incorporó con el objetivo de aprender programación para montar su propia empresa aunque al final le ha contratado la tecnológica Deutsche Telecom como arquitecto de software gracias a lo aprendido en 42 Urduliz. Destaca como “siempre he tenido muchas ideas, pero no sabía cómo ejecutarlas. Entonces, vi el campus como una vía para adquirir las herramientas necesarias y por eso entré. Aparte de que su forma de enseñar me gustó muchísimo”.

La solidaridad a la hora de trabajar en equipo de forma obligada se convierte en una herramienta más a la hora de abordar proyectos

Ambos forman parte de la primera piscina que se organizó en mayo de 2021, “somos de los veteranos”, sonríen, y componen la mitad del equipo de cuatro compañeros que esta semana concluirá su último proyecto dando por concluida su formación.

Gerwig, de ascendencia germana, nacido en Burgos y asentado en Bilbao desde hace doce años, confiesa que “cuando empecé aquí apenas conocía nada de programación” y ahora es capaz de explicar con todo tipo de detalles cómo está finalizando con su equipo “la creación de la arquitectura necesaria para poner en el mercado un videojuego”.

A la hora de definir su experiencia Iker, de Bilbao de toda la vida, lo concreta en la palabra resiliencia, esa capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos. “Aquí la desarrollas más allá de lo que es el trabajo y la formación, sirve para tu día a día. Todas esas habilidades que te enseñan para superar retos y buscar una solución. Prácticamente te crees que puedes hacer cualquier cosa y realmente es que somos capaces de hacer cualquier cosa”, expresa convencido.

De hecho, confiesa que, con otro de sus colegas de equipo, tiene la complicidad de “no plantearnos ‘cómo hacemos un proyecto determinado’, sino que decimos ‘cuánto tiempo vamos a tener que dedicarle para hacerlo’. Lo damos por hecho”.

Al finalizar la formación en 42 Urduliz no se expide titulación alguna, pero eso no es un problema para las empresas tecnológicas

En esta metodología destaca ”el hecho de que te autogestionas, tú construyes tu propio desarrollo formativo, no hay itinerarios, ni plazos estrictos, ni exámenes”. Algo que para Iker, como para otros estudiantes, “nos hace clic en la cabeza y nos impulsa a unos niveles que jamás hubiese pensado que podía llegar”.

Y todo ello compaginando horarios de vida laboral (encima nueva en el caso de Iker) personal y formativa, algo que es complejo de engarzar y todo para finalizar una formación que, curiosamente, no otorga ninguna titulación académica.

Otra disrupción en el planteamiento de 42 Urduliz que para Diego no es un problema. Asegura que “el que vale, vale, y en tecnologías modernas cada vez hay menos perfiles universitarios. En la ingeniería informática las competencias profesionales te las da el propio conocimiento, no la titulación”.

Iker describe que él mismo es un ejemplo de esta circunstancia. “A mí nunca me han pedido un título, quieren saber si soy apto para solventar sus necesidades. Para entrar en Deutsche Telecom me hicieron una prueba técnica, sin más”.

En este sentido alaba la metodología de formación del campus. “Invito a cualquier persona inquieta, que tenga ganas de crecer personal y profesionalmente, a que venga. Además, esa actitud de querer superarse, de hacer algo nuevo, se traspasa a la vida cotidiana. Es una forma de pensar que suena abstracta pero es accesible a cualquiera”.

Diego también pone énfasis en el compañerismo que impregna toda la formación. “Aquí no hay gallitos en el corral. Hay gente que tiene más nivel, otra que le cuesta más aprender o tiene poco interés pero hay mucha solidaridad y se evoluciona poco a poco. Cuando echas la vista atrás te das cuenta de lo aprendido”, concluye.