Los pasajes más negros de nuestra historia han de recordarse para intentar que nunca jamás vuelvan a repetirse. El nazismo tiñó de dolor y sinrazón Europa hace 80 años y la sociedad de hoy en día ha de conocer su historia llena de barbarie y violencia empezando por lo más local. En ese aspecto, Sestao ha dado un gran paso adelante en materia de Memoria Histórica con la instalación de cuatro Stolpersteine en homenaje y reconocimiento de las cuatro víctimas sestaoarras que se cobró el nazismo. Ayer, la localidad volvió a contar la triste, injusta y, para muchos desconocida, historia de sus vecinos Juan Antonio Zarandona, Julián Alcalde, Glorialdo Laza y Emeterio Lobato. Los tres primeros fueron asesinados por los nazis, mientras que Emeterio Lobato salió con vida de aquellos campos de concentración tras muchísimo sufrimiento.

Aquellas historias tan crueles siguen siendo heridas abiertas para sus familias y con la celebración del acto que tuvo lugar ayer, esas heridas empezarán a cicatrizar, aunque la huella siempre quedará ahí. Rondaba el mediodía cuando en la plaza Conde Balmaseda de la localidad sestaoarra se inició el acto con el que Sestao quiso recordar y homenajear a sus cuatro víctimas del nazismo. Además de los familiares de las víctimas, personalidades políticas locales, miembros de Gogoan Sestao Elkartea y ciudadanos de a pie se dieron cita en este acto de reparación y justicia. “Somos un pueblo con memoria y la historia de estas cuatro personas ha de ser contada y recordada para que no caiga en el olvido”, señaló Ainhoa Basabe, alcaldesa de Sestao, municipio que se ha convertido en la tercera localidad de Bizkaia en colocar Stolpersteines en homenaje a sus víctimas del nazismo. En la plaza Conde Balmaseda lucirá para siempre la placa que recuerda a Juan Antonio Zarandona y Juan Fernández, su sobrino, envió una carta de agradecimiento por el gesto. “Os agradezco mucho este reconocimiento a mi tío. De esta manera, jamás quedará en el olvido lo que ocurrió”.

La jornada fue muy emotiva, sobre todo, para las familias. La segunda de las placas se ha colocado en La Galana, lugar en el que vivió Julián Alcalde y su sobrina Mariló Aguinaga puso voz al sentimiento de esta familia. “Mi tío estuvo una semana en el campo de concentración de Mauthausen donde lo mataron”. El homenaje se trasladó a la calle Txabarri; allí, a la altura del número 14, el stolpersteine recuerda a Glorialdo Laza y su sobrino Gabri Leizaola, quien además formó parte de los txistularis que puso banda sonora al acto, recordó que el txistu y el tamboril que él toca se pagó con el dinero que el gobierno alemán le dio a la familia como indemnización por el cruel asesinato de Glorialdo.

Para cerrar el acto, la comitiva se trasladó hasta la calle Doctor Ferrán, donde una placa recuerda a Emeterio Lobato, el único de los que sobrevivió al holocausto. Hay un quinto sestaoarra víctima, Basilio Polo, cuya placa se colocará en la localidad gerundense de Sant Feliu de Guíxols.