Caminar sobre el trapecio no es fácil y tampoco lo es el camino que tienen que recorrer los jóvenes extranjeros cuando llegan a un nuevo país sin una red familiar que les apoye. Así lo cuenta Hamza Elbayya, que con solo 21 años ya ha sabido lo que es vivir en la calle. Llegó hace un año a Bilbao y tras unos meses en la calle entró a formar parte del programa Trapezistak. Durante sus primeros meses como trapecista ha ido de la mano de Omar Onchguenou, una especie de “hermano mayor”, que acompaña a los jóvenes en este nuevo camino, ya que él ya que sabe lo que es vivir en la calle y conseguir salir de ella.

“Soy la persona referente en los pisos donde están estos jóvenes; soy un hermano mayor para los chavales que salen en el programa Trapezistak. Les ayudo a mantener el piso limpio, a que aprendan a organizarse y también con el tema de los trámites de papeles, formación, médicos... y luego doy la cara por ellos si es necesario cuando hay algún problema”, relata Omar sobre su papel. Este joven de 32 años cuenta que su experiencia vital ayuda a que los trapecistas tengan ilusión por salir adelante. “Yo he vivido lo mismo que están viviendo ellos y también lo que van a vivir aquellos que vengan más tarde. Sé lo que es vivir en la calle, en albergues municipales, en pisos, y eso me ayuda para poder ser referente de estos chavales que acaban de empezar en un camino que yo ya he recorrido”, indica.

“Gracias a verle a él tengo esperanza”, asegura Hamza sobre Omar, que destaca que el principal escollo que encuentran estos jóvenes es el desconocimiento del idioma. “Cuando llegas a un nuevo país te falta la clave, que es el idioma”, matiza. Su experiencia le dice que una vez aprendido, y con ganas de avanzar, salir de la calle es posible, “siempre y cuando aproveches las oportunidades que te vienen” como es el programa Trapezistak. “Lo primero que tienes que hacer es estudiar el idioma para poder moverte, y luego si aprovechas las oportunidades, cumples las normas que están establecidas tanto de país como de las fundaciones que te ayuden, tus sueños puedes conseguirlos y puedes llegar a tener una buena vida, aunque lejos de tu familia, pero más normalizada”, indica.

Omar señala que acompañar a los trapecistas “es fácil” porque “son maduros”. “No hay que andar todo el día detrás de ellos. Sí que es verdad que igual hay que ayudarles más los asuntos de los tramites, y con eso les suelo echar una mano, pero son bastante independientes, les das una guía y ellos la siguen”, explica. Aunque a su juicio, lo importante es “dejarles hacer”. “Yo el primer día siempre les cojo la cita, pero les explico cómo lo hago para que ellos al día siguiente le hagan ellos. Si necesitan ayuda les voy a ayudar, pero no se lo voy a hacer siempre porque tiene que aprender a desenvolverse, porque yo hay algún día que no voy a estar”, explica.

Hamza se encuentra en el momento en el que ya camina sin Omar, y asegura que “está siendo muy difícil”. Sin embargo, confiesa que “para lograrlo, hay que intentarlo”. “Vivo en una casa, hago mis cosas y trabajo en un restaurante porque he dado clases de cocina, hace unos meses no me imaginaba que encontraría trabajo. Pero es que cuando salí de mi casa tampoco imaginé que iba a vivir en la calle”, relata.

Y es que, “la vida hay que afrontarla como llega”, asegura Omar. “Vienes por lo que te venden, muchas veces, las redes sociales. Ves que la gente está viviendo al lado del mar y dices en Europa se vive bien, hay dinero, así que no lo dudas y te vienes, pero te das con la pared. Y ahí ya no hay marcha atrás, lo que tienes que hacer es subir la cuesta, muy despacio, pero ir subiendo”, cuenta. “He vivido en las calles de Bilbao y en las calles de Libia, y la diferencia es que aquí he estado rodeado por palomas y en Libia había armas a mis pies. Cuando llegué aquí mi madre me llamaba hasta tres veces al día, y ahora que he encontrado trabajo y ayudo a otros jóvenes está más tranquila”, relata. Omar tiene claro que su futuro está ayudando a más jóvenes extranjeros a hacer su camino, formándose y encontrando trabajo. Hamza por su parte, señala que, de momento quiere ir “paso a paso” mirándose siempre en Omar, que es el espejo de lo que puede llegar a conseguir.