El muelle de la Benedicta en Sestao fue durante varios años el taller al aire libre donde el tallista santurtziarra Gorka Urreiztieta dio rienda suelta a sus obras elaboradas en madera de todo tipo de árboles. Obras que ya suman más de un centenar de diferentes temáticas y volúmenes de las que aún conserva más de un ejemplar que puede ser contemplado en la retrospectiva que acoge hasta el día 20 de octubre Ortuellako Kultur Etxea (OKE).

“En Galdames, y con un grupo de conocidos, tomé mi primer contacto con la talla de madera en enero de 2011 y desde entonces, de una manera autodidacta, no he parado de crear piezas únicas”, señala este artista de la madera que el pasado año dio un salto cualitativo en su producción artesanal cuando labró el tronco muerto de un cedro de más de tres siglos ubicado en el Centro de Formación de Somorrostro, en Muskiz. Era un árbol de 13 metros de altura –aunque se redujo a poco más de 9 durante la intervención– en el que talló dieciséis figuras relacionadas con el Valle y el centro como un ferrón con su horno, un barrenador, un libro o una estudiante con un ordenador, entre otras.

Las figuras de personajes tradicionales son una constante de su obra. E. Z.

“Hasta ahora, casi el cien por cien de las obras que he realizado ha sido de una sola pieza. Siempre aprovecho la forma que tiene la pieza de madera ya sea tronco o rama... para adaptarla a las figuras que tengo en mente”, desvela este creativo que en la actualidad tiene exposiciones permanentes en el Museo del Puerto Pesquero de Santurtzi y en la Casa de Olentzero en Mungia. “En un futuro espero poder tener otra exposición permanente en la zona relacionada con la minería”, plantea Urreiztieta que comparece en la OKE con 60 obras entre las que destaca una extensa muestra de eguzkilores de diferentes tamaños y colores –en función del tipo de árbol en el que se ha tallado– y que sobrecogen por el alto grado de definición de sus líneas. “Todos los años suelo realizar un par de personajes relacionados con la mar, el mundo rural o la minería. Me gusta tallar paisajes, hojas de árboles y, en especial, eguzkilores”, resume este santurtziarra amante de la mar –fue remero en su localidad natal– que este año ha terminado un pastor que sobre su base alcanza los 2,70 metros de altura.