Ha sido un verano, dicen, típico de la costa vasca, con temperaturas no demasiado altas y bastantes días de lluvia. Pero, definitivamente, muy lejos del sol y el calor que se puede esperar de la época estival. Al menos, quienes disfrutan acudiendo a la playa. De hecho, la meteorología ha hecho que muchas menos personas hayan acudido a los arenales de Bizkaia este verano; el descenso ha sido del 28,66%, 1,8 millones de usuarios entre el 1 de junio y el 30 de septiembre, frente a los 2,6 millones de 2022.

La Diputación Foral de Bizkaia, encargada de la gestión de las playas del territorio, ha realizado este jueves el balance de la temporada que finalizó el pasado sábado. Han sido unos meses marcados "especialmente" por las condiciones meteorológicas, según ha subrayado la diputada foral de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, que ha reducido el número de personas que se han acercado hasta ellas, y también por la presencia de medusas, en especial la carabela portuguesa, que ha dejado 72 usuarios heridos por sus picaduras -ha habido más picaduras de medusas que de salvario, que suele ser la segunda causa de asistencias- y que, en cierta forma, ha podido asimismo condicionar a muchos asistentes.

El mal tiempo se hizo notar todos los meses -especialmente en julio, con medio millón de personas menos-, a excepción de junio, cuando el calor atrajo a 34.682 personas más. "Las medusas son un factor que también ha podido afectar a la afluencia. El pasado fue un año postpandemia, con buen tiempo, con datos históricos en las playas. Este ha sido diferente, con más libertad de movimiento, un tiempo irregular y las medusas, que producían cierta alerta", ha considerado Atutxa.

Menos coches

Uno de los datos positivos que deja este balance tiene que ver con la forma en la que los usuarios acuden a las playas. Y es que, si el año pasado el 57,1% de las personas utilizaban el coche para esos desplazamientos, en esta ocasión el porcentaje se ha reducido hasta el 48,4%.

Por el contrario, cada vez son más los que van andando -un 22,8%- o en autobús -un 9,1%-. "No sabemos a qué se puede achacar esa reducción pero muestra que optamos por medios más sostenibles", ha valorado la diputada.

Socorristas

El descenso en la asistencia también ha tenido su reflejo en el número de asistencias que ha tenido que llevar a cabo el servicio de socorrismo. En concreto, se han reducido de 4.185 a 2.234, casi la mitad. La mayoría fueron para curar heridas (824) aunque destaca el incremento en las picaduras por medusas -384, de las que 72 fueron por carabela portuguesa-, que de hecho ha desplazado al tercer puesto a la que viene siendo tradicionalmente la segunda causa más numerosas de asistencia, las picaduras de salbario, que este año han sido 260.

Además, los socorristas tuvieron que rescatar del mar a 72 personas -cinco por cansancio y 67 por haber sido arrastrados por las corrientes- y ha habido que lamentar cuatro fallecimientos: tres perdieron la vida mientras se bañaban fuera del horario de atención de los socorristas y la cuarta, en una zona no vigilada.

En este sentido, Atutxa ha realizado un llamamiento a la ciudadanía para extremar la precaución cuando se introduzcan en el mar. "Hay que hacerlo siempre dentro del horario en el que hay socorristas y siempre en zonas vigiladas. Es la mejor garantía de que vamos a reducir este tiempo de siniestros. Nadie está libre de pasar por una situación complicada cuando nos bañamos en el mar. Y es necesario seguir siempre las indicaciones de los socorristas, ya que son los que mejor conocen las corrientes y las condiciones del mar en cada momento, y quienes velan por nuestra seguridad. Seguir sus instrucciones evita que nos pongamos en peligro", ha abogado.