La evolución del municipio, el legado del paso del tiempo y el apego a su “aldea”, tal y como la denomina, llevaron a Jesús Sustatxa Gaueka, vecino de Loiu, a embarcarse en el ambicioso proyecto de documentar y plasmar en un libro, denominado La anexión expira, la libertad respira, toda la historia de Loiu. A sus 70 años se ha pasado los últimos cinco recopilando datos e información, buceando en los archivos municipales y de Bizkaia, entrevistando a vecinos y tirando de su propia hemeroteca, que abarca nada más y nada menos que siete décadas en el tiempo. “Muchos de los episodios que relato en el libro los he vivido yo”, destaca. Una profunda mirada al pasado y al presente de un municipio “que es mucho más que el aeropuerto”.

En este sentido, Sustatxa, natural del caserío Clementene, que data de 1790, y que dedicó gran parte de su vida a la ganadería hasta que un cambio de normativa municipal le obligó a dejar la actividad y buscarse la vida por otro lado, se declara un enamorado de su pueblo y amante de la historia que no quería que el legado de su riqueza histórica se perdiera en el tiempo sin ser debidamente documentado. Por eso, coincidiendo este año con la celebración del 40º aniversario de la desanexión de Bilbao, decidió que era un buen momento para publicar el libro. “Sobre Loiu había algunas referencias históricas, pero no un libro en el que se recogiese toda su historia. Hoy en día gozamos de un envidiable pueblo, capaz de codearse con los mejores y orgullo de todos los que poblamos esta coqueta aldea”, detalla.

De esta forma, la publicación hace un repaso a toda la historia del municipio “desde la época romana hasta la actualidad”, ilustrada con fotografías antiguas y en la que tienen especial importancia los vecinos y vecinas de la localidad. “Muchas personas me han aportado fotografías familiares, además de sus testimonios”, apunta. Por supuesto, también se reflejan de forma destacada los edificios más ilustres y emblemáticos del municipio como, por ejemplo, la ermita de San Miguel, “la única que queda de las tres que tenía Loiu y donde se celebraban las Juntas Generales durante la Edad Media”, relata. La zona de la presa de Elotxelerri, en Larrondo, también guarda una gran riqueza histórica. “Durante la Segunda Guerra Mundial allí había una fábrica que producía trajes para los oficiales alemanes”, indica. También hace una mención especial al caserío Aspaldiko, “posiblemente el más antiguo del municipio y cuya denominación era Bengoetxe”, señala.

Otro de esos edificios ilustres de la localidad son las casas curales. “Su construcción es rectangular y son muy simétricas. Se empezaron a hacer en 1800 y se acabaron en 1805. Los sacerdotes pagaban una renta semestral de dieciséis aves por vivir allí”, describe. Sin duda, uno de los espacios destacados del municipio en la actualidad es el cementerio de los ingleses, que en un primer momento se ubicó en la vega de Abando.

“Cada vez que había inundaciones o llovía más de la cuenta la ría se desbordaba y anegaba todo. Además, era una zona muy húmeda por lo que las autoridades inglesas decidieron cambiar su ubicación. Pensaron en Lutxana, pero Barakaldo no lo permitió. En 1928 consiguieron el permiso para poder hacerlo en Loiu y se expropió a varias familias”, concluye sobre algunas de las historias recogidas en el libro.

El apunte

Publicación. Se titula ‘La anexión expira, la libertad respira’ y recoge toda la historia de Loiu.

Autor. Jesús Sustatxa Gaueka, de 70 años, es vecino de Loiu, del caserío ‘Clementene’. Ha dedicado gran parte de su vida a la ganadería y luego, más tarde, a la jardinería.

Desanexión. El libro se ha publicado ahora, coincidiendo con el 40 aniversario de la desanexión loiuztarra de Bilbao.

Legado. Recopila la historia del pueblo desde la época romana hasta la actualidad.