– ¿Cómo ha ido este primer año de BAT?

—Muy bien, con mucho trabajo y muchas lecciones aprendidas. Ha sido una gran apuesta por parte de muchas empresas, contratando a gente en el área de I+D+i y apostando económicamente por ser parte de este centro, lo cual es una gran responsabilidad para nosotros. Hemos tenido que montar todo este ecosistema y estructurar las dinámicas que ya forman parte del día a día: los desayunos, las misiones internacionales... Ha sido un año muy bonito, duro pero que, al dar frutos, merece la pena.

En un lenguaje coloquial, para que lo entienda todo el mundo, ¿qué es BAT?

—Va más allá de la parte física; es un punto de encuentro de la industria y de todo aquel que tiene algo que ver con la innovación, por ejemplo con reuniones entre empresas más asentadas y proyectos más incipientes.

¿Cómo funciona?

—Hemos sido proactivos en el acceso a BAT, manteniendo reuniones con las corporaciones para ver qué necesitaban y qué buscaban, y startups que puedan tener tecnologías para aplicar en esos sectores estratégicos.

¿Y cómo es el día a día?

—Intenso; por aquí han pasado 11.000 personas en diferentes actividades, desde desayunos informales para conectar a la gente a eventos más especializados. Y misiones internacionales para hacer más competitivas las empresas y atraer talento de fuera.

¿Qué les aporta a las ‘startups’?

—Les acerca al mundo de la gran empresa, que al final es su mercado: una de ellas está en un proyecto con Coca-Cola a nivel europeo, otra comparte espacio físico con Artetxe... También les permite, por ejemplo, testar su modelo de negocio. Básicamente es entender lo que necesitan y acompañarles para generar negocios.

Y para Bizkaia, ¿qué importancia tiene un centro así?

—Por una parte, visibiliza la estrategia que se estaba llevando a cabo, desde la reforma fiscal a los programas de ayudas. Ayudamos a negocios como las startups a crecer, lo que revierte en el bienestar de la sociedad y nos hace más competitivos respecto a otros territorios al tener una industria más avanzada. Y permite posicionarnos en el mapa a nivel internacional, lo que es una fuente más para captar talento y empresas.

¿Qué perfil tienen las ‘startups’ que hoy en día participan en BAT?

—Tenemos un poco de todo; aunque en esta fase inicial hemos puesto el foco en ordenar el ecosistema local también hay negocios internacionales, como de Estados Unidos u otra que se ha mudado con su familia y su negocio desde Chile. Por sectores, la mayoría se dedican a los de la industria de Euskadi –energía, movilidad...– y en cuanto a tecnología, hay de todo, desde cuántica hasta ciberseguridad. La mayoría no están próximas a una salida a Bolsa pero tampoco son de recientísima creación, aunque sí estamos conectados con ellas a través de incubadoras como Zitek de la UPV.

En un año se abre la segunda fase. ¿Tanta lista de espera había?

—El proyecto va bien y no queríamos que la falta de espacio fuera un limitante. Viene una etapa importante para materializar las oportunidades que estamos abriendo a nivel internacional.

¿Serán plantas suficientes?

—Ojalá no lo sean.