Como un gran lago extendido. Los ríos desbordados causaron estragos allá por donde discurrían, incluso a muchos kilómetros aguas arriba de la desembocadura. Tal fue la gota fría que se conformó en Euskadi aquellos días. Ejemplo es esta vista de la carretera N-634 a su paso por el barrio de Aperribai en Galdakao. La gasolinera, hoy todavía en servicio y entonces conocida como el surtidor de Camarero, quedó totalmente anegada en la expansión abrupta del río Ibaizabal que cubrió miles de metros cuadrados.

Desde la zona alta del municipio, toda el área alrededor del río era un lago de gran extensión. La riada alcanzó parte del casco urbano de Galdakao pero sobre todo arrasó con decenas de fábricas, empresas y almacenes con pabellones asentados prácticamente encima del cauce. Una prueba de que no hay que ocupar el espacio de las orillas fluviales. Las pérdidas económicas fueron incalculables pero la mayor desgracia fue el fallecimiento de seis vecinos de la localidad, varios de ellos al derrumbarse un edificio en el barrio de Bengoetxe.