Isabel Moreno, una anciana de 83 años que residía en Sestao, llevaba mucho tiempo, tanto como año y medio, esperando la llamada telefónica que recibió ayer pasadas las 11.00 horas. “Isabel, ya estoy dentro de casa, la hemos recuperado. La casa está bien, solo está sucia, pero nada más”, le dijo Loli Andrés, su prima aunque se quieren “como hermanas” la una a la otra. La respuesta de Isabel fue clara: “Qué alegría me das”. Fue una conversación corta, pero llenísima de emoción. Atrás había quedado una pesadilla que ha durado casi año y medio, desde que Cheick, el antiguo inquilino de la vivienda, se negó a salir del piso tras concluir el contrato de arrendamiento. 

Cheick, quien además de haber estado okupando la vivienda sin contrato ni consentimiento durante todos estos meses ha metido a otras personas en la vivienda, llevó el pulso hasta el final. No fue ayer hasta pasadas las 10.00 horas cuando abandonó la casa ubicada en el portal número 16 del Grupo 1 de Mayo de Sestao. Fue a esa hora cuando la comitiva judicial llegó hasta el inmueble para comunicarle que sería desalojado y, sin oponer resistencia, Cheick cogió varias bolsas, las metió en una furgoneta de color blanco y se fue del lugar. 

El desalojo de la vivienda de Isabel Moreno se realizó sin incidentes. Oskar Gonzalez

Mientras todo esto ocurría, Loli Andrés, la prima de Isabel Moreno, veía todo el proceso con nerviosismo desde la acera de en frente. Su duda es si las otras dos personas que vivían en la casa de Isabel también saldrían de la casa. Finalmente, minutos después, salieron del inmueble con sus pertenencias y, por fin, Loli veía hecho realidad aquello por lo que tanto ha estado luchando. Subió al piso, lo inspeccionó y, de forma instintiva salió a la ventana para hacer el gesto de victoria y agradecer a sus vecinos el apoyo que le han brindado en estos meses tan duros. “Os doy las gracias por el apoyo que nos habéis dado, por haber estado siempre ahí con nosotros”, dijo a varios vecinos visiblemente emocionada.

Ha sido casi un año y medio muy duro y, lo peor de todo, es que todo lo que ha ocurrido ha tenido un impacto brutal en la salud de Isabel Moreno, quien lleva desde el pasado mes de enero ingresada en una residencia palentina debido al notable deterioro que ha sufrido. “Hoy se ha acabado un año y medio de pesadilla, de injusticia, pero nadie nos va a pagar lo que hemos perdido, no por lo económico, sino porque mi hermana ya no es la que era. Pudiendo seguir bien como estaba, le han jodido la vida. El piso está bien y ahora nos toca limpiarlo y me vendré a vivir aquí porque debido a todo esto que ha ocurrido, yo tuve que vender mi piso en Santurtzi para poder costear la residencia de Isabel”, reconoció Loli, quien pidió “un cambio en las leyes para que todo esto no vuelva a repetirse”. 

En total, esta familia ha invertido más de 7.000 euros para poder hacer realidad el momento que vivieron ayer; el de recuperar la casa de Isabel. Una vez la casa había sido recuperada, Loli Andrés no dudó en manifestar algo que había sucedido en los últimos días. “El pasado viernes llamaron del juzgado a mi abogado para decirle que transmitiese que no vendrían los periodistas a cubrir el desalojo. Puedo entender que me comentasen que me dijesen que no querían cámaras, que no se les sacase a ellos... Pero decirme que si había periodistas en la zona no se ejecutaría el desalojo me hizo sentirme amenazada”, apuntó Loli.

Finalmente, pese a la lógica presencia de medios por lo mediático del caso, el desalojo se realizó sin problemas y Loli Andrés ya puede limpiar la casa de Isabel Moreno, ese hogar en el que ambas se criaron y en el que, a partir de ahora, Loli vivirá tras haber tenido que vender su casa de Santurtzi para afrontar los gastos de la residencia de Isabel. Esos gastos los querían afrontar con la venta del piso de Isabel en Sestao, un plan que la negativa a marcharse de uno de los antiguos inquilinos frustró.