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“Se han llevado el ordenador donde teníamos las fotos de nuestra hija”, afirma una de las familias del piso incendiado en Sopela

Una de las familias del piso incendiado en Sopela denuncia la sustracción de objetos

“Se han llevado el ordenador donde teníamos las fotos de nuestra hija”, afirma una de las familias del piso incendiado en SopelaDEIA

La noche del lunes al martes quedará por mucho tiempo en la memoria de Marcelo Paredes y Alejandra Campo, y de Flora, su bebé de seis meses. Un incendio en la vivienda del número 1 de la calle Akilino Arriola de Sopela provocó el desalojo de los vecinos, que no tuvieron que lamentar daños físicos, pero sí materiales.

Alejandra, Marcelo y su bebé Flora. | FOTO: DEIA

El suceso ocurrió sobre las once de la noche y sorprendió a Alejandra durmiendo sola con su bebé en una de las habitaciones del piso que compartían con otros inquilinos en esta céntrica calle. Por su parte, Marcelo se encontraba trabajando en un establecimiento de hostelería en Gorliz.

“Empecé a escuchar gritos: salid que se está quemando. Entonces cogí a mi hija, y algo de ropa para ponerle y cuando abrí la puerta del cuarto me encontré con todo el humo. Le puse una camiseta por la cabeza a la cría y conseguí salir a la calle y llegamos hasta el ayuntamiento. Llamé a mi marido pero no pude contactar con él en ese momento”, relata Alejandra.

Cuando Marcelo regresó a casa después de su jornada laboral, se encontró con todo el despliegue de efectivos frente al portal. “Cuando llegué vi que estaban la Policía, bomberos y vecinos. Intenté pasar, pero no me dejaron. Les dije que estaban mi mujer y mi hija, pero el acceso estaba cortado. Entonces conseguí contactar con ellas por teléfono y nos encontramos junto al ayuntamiento”, apunta Marcelo.

Sobre esta línea, los servicios de emergencias lograron apagar el incendio alrededor de la una de la mañana. Sin embargo, dos horas después se volvieron a reavivar las llamas y se tuvo que desalojar al resto de vecinos del edificio. Finalmente, quedó extinguido sobre las cinco de la madrugada.

El suceso se produjo en el número 1 de la céntrica calle Akilino Arriola.

Gracias al jefe de Marcelo, que les prestó ayuda, pudieron pasar la noche en Gorliz a resguardo y a la mañana siguiente Marcelo regresó para tratar de ver cómo estaba el piso y recoger algunos enseres. “Mi sorpresa al llegar fue que estaban todas las puertas de las habitaciones abiertas, no había ninguna autoridad ni estaba precintado el piso. La habitación donde se originó el incendio estaba completamente calcinada, pero el resto no tanto. Pude recuperar algo de ropa y pañales para la cría, pero los objetos de valor que teníamos habían desaparecido, entre ellos, un ordenador en el que teníamos todas las fotos de la niña desde recién nacida”, explica Marcelo. Por este motivo, la pareja ha hecho un llamamiento a la persona que se lo haya llevado para que lo devuelva porque contiene fotografías únicas y de un gran valor sentimental de los primeros seis meses de vida de su hija. Al mismo tiempo, ayer interpusieron la correspondiente denuncia en la Policía local para tratar de esclarecer lo sucedido.

Todavía con el susto en el cuerpo, estas últimas noches las han pasado en casa de una compañera de trabajo de Marcelo, pero ayer miércoles ya se trasladaron a un hotel de Plentzia que les ha facilitado la Mancomunidad de Uribe Kosta por mediación del Ayuntamiento de Sopela. “Se les ha realojado en la Mancomunidad porque los Servicios Sociales se gestionan desde allí. Al tener un menor a cargo no se les deriva al albergue de Getxo, por lo que se les alojará durante diez días en un hotel de Plentzia mientras se busca un piso donde ubicarles”, aclara la alcaldesa de Sopela, Guruzne Carrasson.

Por este motivo, ahora su máxima prioridad es volver a encontrar un hogar para su pequeña Flora, que, a pesar de su corta edad ya ha vivido una noche para olvidar. “No lloró ni nada, sólo nos miraba”, reconocen Marcelo, natural de Chile, y Alejandra, de Colombia, quienes se conocieron en Chile y que se trasladaron a vivir a Sopela en octubre en busca de un futuro mejor. “Aquí podíamos tener más oportunidades para nuestra hija”, detallan.

Solidaridad

Por último, a pesar del mal trago que ha supuesto ver cómo desaparecían sus cosas, se muestran muy agradecidos por la solidaridad mostrada por los vecinos y vecinas de la localidad y de pueblos de alrededor. “Se han volcado con nosotros, con ayuda para el bebé, y se lo agradecemos enormemente”.