El Museo de Orduña no cesa en su empeño y propósito de difundir la cultura y las artes y este viernes, a las 19.00 horas, inaugura una nueva y muy especial muestra ya que servirá de homenaje póstumo al pintor local Rafael Fernández Zubiaga fallecido en agosto del pasado año. La exposición retrospectiva incluye óleos “cedidos desinteresadamente por su familia” destacan responsables del museo, y muchos de ellos representan rincones y paisajes de la ciudad donde vivió y residió hasta 1956, año en el que fijó su residencia en Arrasate (Gipuzkoa).

Nacido en 1933, Rafael Fernández Zubiaga dio muestras, desde muy pequeño, de sus dotes artísticas hasta el punto de que con solo 7 años sus dibujos ya destacaban entre los del resto de compañeros de clase y servían de modelo para los alumnos de toda la escuela. “Y con 9 años y orientado por su padre, zapatero de profesión y dibujante autodidacta, realiza copias ampliadas de fotografías a lápiz y carboncillo que llamaban vivamente la atención”, apuntan desde el Museo de Orduña.

Impulsado por su instinto, a los 14 años comienza a pintar al óleo. Con escasos recursos técnicos, reproduce con sus pinceles y colores rincones y paisajes de su comarca y, durante esta época, coincide con el artista consagrado Juan Bayón, Bay-Sala, que estaba pintando en Orduña. Para Zubiaga supuso “el encuentro más importante de su vida” y un punto de inflexión en su trayectoria creativa. Animado y asesorado por el pintor, a los 15 años deja el negocio familiar, decide apostar por emprender el camino artístico y viaja con Bay-Sala a Madrid para visitar museos y galerías de arte. Además, juntos recorren Euskadi pintando paisajes lo que le permite cimentar así sus conocimientos técnicos y afianzar su ya clara y firme vocación artística.

Con 17 años inicia su camino en solitario, recorre la Península y el norte de África puliendo sus dotes de paisajista con unas obras donde la luz y el color son los grandes protagonistas.

Un año después, realiza ya sus primeras exposiciones en Bilbao y Gasteiz con gran éxito y en la capital vizcaina su mentor, Bay-Sala, le da la alternativa y le presenta al mundo artístico como su discípulo.

En 1956 fija su residencia en la localidad guipuzcoana de Arrasate y deja a un lado su carrera artística, absorbido por el negocio que funda en el municipio. Al final de la década de los noventa se jubila y, tras 42 años sin coger un pincel, monta de nuevo el caballete y se reencuentra con sus queridos y añorados paisajes vascos. Vuelve a recorrer varios países y refleja, en cada una de sus nuevas pinceladas, la renovada alma del artista que capta los elementos más vivos de la naturaleza, impregnándolos de luz color y perspectiva.

En una entrevista concedida a un medio de comunicación en 2017, aseguró haber pintado más de 600 cuadros en toda su trayectoria. En ese momento, cinco años antes de su fallecimiento, su producción artística progresaba a un ritmo de treinta lienzos al año y ya había vendido la mitad de sus fondos pictóricos.

Rafael F. Zuloaga

Pintor precoz. Mostró sus dotes pictóricas desde muy pequeño, con 14 años se adentra ya en el óleo y con 15 empieza a viajar con el artista Bay-Sala a Madrid para visitar museos y galerías de arte.

Paréntesis de 42 años. En 1956, afincado ya en Arrasate, deja a un lado su carrera artística que retoma, 42 años después, tras su jubilación. A lo largo de toda su trayectoria, pintó más de 600 cuadros.

Homenaje en Orduña

Exposición desde el 22 de junio al 23 de septiembre

El acto de inauguración será a las 19.00 horas de este viernes, y asistirán familiares de Zuloaga y contará con la actuación del txistulari Lander Txato.