De aquí para allá, Richard de Diego controló que todo estuviera en orden en el parque Arenatzarte. “Hoy no abro el jardín porque bastante trabajo tenemos aquí”, respondía refiriéndose al reducto de tranquilidad y paz que creó en el exterior de la kultur etxea inspirándose en la cultura japonesa que tanto le apasiona. Y precisamente un mensaje de paz y contra la guerra volvió a presidir ayer domingo el mercado de flores y plantas de Güeñes que él organizó en colaboración con el Ayuntamiento. Una cita de marcado carácter solidario con la que se volcó el voluntariado del servicio municipal de Juventud, Gugaz, que coopera con un proyecto en Senegal y que contó también con la presencia de dos ONG que desarrollan su actividad en Kenia e India.

La juventud de Güeñes enrolada en Gugaz se distribuyó la jornada en dos turnos, de seis y ocho personas. “Hemos pasado por todos los puestos, donde nos han entregado obsequios que sortearemos. Lo recaudado se destinará a Gandiol”, la población senegalesa donde trabaja la ONG Hahatay, con la que Güeñes trabaja desde hace años. Tras la txarriboda de La Quadra y la feria de San José, siguen peinando el calendario de eventos locales.

Ana Baz, fundadora de la organización Amor sin barreras, certificó que las iniciativas benéficas mueven a Güeñes. “Ya vinimos el año pasado y funcionó bien”, contó enseñando la artesanía elaborada por mujeres de Kenia. A los 24 años, cogió la mochila y marchó de voluntaria “a un suburbio de Nairobi”. La experiencia le cambió tanto que a la vuelta “involucré a mi madre y mi hermano, que regresaron conmigo y construí Amor sin barreras”, la ONG que ofrece alimentación, educación y asistencia médica a 52 niños y niñas de la región de Turkana. Cuando aterrizó allí, “me di de bruces con la realidad, a veces mueren camino del médico por no disponer a tiempo de atención sanitaria y los niños llegan desnutridos”. Pero “su humanidad, conexión con su esencia, naturaleza, el compartir y vivir en comunidad que aquí nos falta” conquistaron a Ana.

Un shock similar al que impactó la coruñesa María Bodelón en la India, que puso en marcha la organización Semilla para el cambio en la ciudad india de Vanarasi. “Nutrición infantil, salud y empoderamiento de la mujer” son los ejes de su trabajo, como contó Ainhoa González. “El reto consiste en que las familias permitan que sus hijos vayan a la escuela” porque por sus precarias condiciones de vida necesitan cualquier ingreso extra, añadió Ignacio Pascual. Poco a poco, van recogiendo los frutos. Pronto alcanzarán la universidad por primera vez cuatro jóvenes que han podido estudiar gracias a la mando que les tendió Semilla para el cambio.