Instalar un arrecife artificial en la zona de la cala Errotatxu, en Gorliz, destinado a promover la vida marina y a albergar instrumentos para la investigación. Ese es el objetivo que persigue el Ayuntamiento gorliztarra, junto a la Estación Marina de la UPV/EHU en Plentzia. Para ello, ya se ha remitido la solicitud para la ocupación de dominio público-terrestre a la Demarcación de Costas del País Vasco, que, de momento, mantiene abierto el periodo de alegaciones al proyecto hasta el 5 de mayo.

Un arrecife artificial es una estructura submarina construida para el incremento de la biodiversidad en áreas con fondos generalmente blandos, para controlar la erosión, bloquear el paso de barcos, bloquear el uso de redes de arrastre o mejorar actividades subacuáticas de carácter deportivo. De hecho, en esta cala, conocida también como la del Castillito o de los Contrabandistas y que se encuentra más allá de Astondo, se suele practicar snorkel y se organizan también salidas en kayak o canoa. Eso sí, inicialmente se pretende balizar el entorno del arrecife para evitar la pesca y el acceso al lugar será restringido; únicamente se podrá ir con el visto bueno del Consistorio de Gorliz. Lo que se va a hacer, en concreto, para generar este banco es recurrir al ecodiseño para el reclutamiento/adhesión de gran cantidad de organismos (corales, moluscos, crustáceos, algas…), y para proporcionar refugio para peces y otros animales. Así, el arrecife que se quiere asentar en el fondo marino requeriría de una infraestructura sumergible asociada al mismo y la idea es que ambas pervivan en el tiempo y que su utilización sea continua mediante la concatenación de distintos proyectos de investigación, formativos y de concienciación ambiental.

La estructura estaría conformada por bloques de fondeo, que estarían unidos por cabos y cadenas para aumentar la superficie de fijación de vida marina. Estos bloques serían poliédricos, de superficie rugosa, fabricados a partir de una mezcla de hormigón y carbonato cálcico. Estarían sumergidos en el lecho marino y servirían, por lo tanto, “para la fijación de fauna y flora marina, y de sostén para la estabulación de moluscos bivalvos, los cuales actuarán como animales filtradores y bioindicadores”, tal y como recoge la memoria de esta iniciativa medioambiental en manos ya de la Demarcación de Costas, perteneciente al Ministerio español para la Transición Ecológica.

Investigación

La otra misión del arrecife es el estudio científico, liderado desde la Estación Marina de la UPV/EHU en Plentzia. De hecho, también se propone la creación de un aula de divulgación y sensibilización. Se fomentaría la formación, con prácticas en módulos de los Másteres Erasmus Mundus, impartidos en la Estación Marina y en cursos de verano relacionados con la salud del medio ambiente y su biodiversidad.

Además, entran en juego otros factores, como la economía circular, ya que la renovación de los moluscos adheridos a los bloques genera un tipo de residuo (conchas con elevado contenido en carbonato) que pueden ser la base para el material de construcción de los módulos del arrecife o ser utilizadas para el sector de la construcción como alternativa a la explotación de materias primas (canteras de calizas y dolomías).

Una vez concedida la solicitud, el proyecto entraría en distintas fases antes de la colocación en sí de la estructura, entre ellas, la realización de pruebas a escala del arrecife artificial, que se llevarían a cabo en el Puerto de Bilbao, lo que lo convertiría en centro de pruebas durante unos 15 meses. La instalación definitiva en la cala Errotatxu se extendería por seis meses. Así que se trata de un propósito que no sería consumado hasta dentro de dos años aproximadamente. El presupuesto total ascendería a unos 75.400 euros.

La memoria enviada a la Demarcación de Costas también hace hincapié en las futuras labores de mantenimiento, en las que colaborarían la Asociación Vertidos Cero, Oceanidas-Marefondum, Academia europea del mar y Comercial Diving Activities-Buceo Agua.