Un paso más hacia la ansiada normalidad, que tanto se está haciendo esperar. Los usuarios del transporte público han celebrado este miércoles el fin de la obligatoriedad de llevar mascarilla en trenes y autobuses -"es un alivio, ya era hora", celebraba Estibaliz Plaza-, aunque muchos todavía se muestran reticentes a prescindir completamente de ella, sobre todo en los momentos de mayor afluencia. "Me parece bien en general pero cuando vaya muy lleno la seguiré llevando", afirma Kike Martínez, vecino de La Peña y usuario habitual del metro.

Como él, son muchos los que todavía no las tienen todas consigo a la hora de viajar a cara descubierta. De hecho, y aunque la mayoría de los viajeros del metro, el tranvía o el autobús han decidido quitarse la mascarilla, si siguen viendo muchos rostros cubiertos. Es el caso de Agurtzane Pérez de Etxebarria, que sigue utilizándola en sus desplazamientos en metro. "Me parece bien que la retiren pero yo la voy a seguir utilizando porque me da seguridad en el transporte público; no sé lo que aguantaré pero mi intención es esa. No me cuesta nada, utilizo mucho el transporte público y a veces va muy lleno", admitía en la estación de Abando. "Hay que ir volviendo a la normalidad", confiaba, consciente de que la obligatoriedad de ponerse la mascarilla, aunque se alargado en el tiempo -"cuando había que llevarla incluso en la calle casi no salía porque bastantes horas la llevaba puesto en el trabajo", recuerda-, ha permitido tener el número de contagios "controlados" en Euskadi. 

La mascarilla ya no es obligatoria en el transporte público

Ricardo Martínez Oskar M. Bernal

De la misma opinión es Ricardo Martínez, de Barakaldo. "En la calle no pero voy a seguir usándola en el transporte público, porque viaja mucha gente, a veces tose alguien y puede haber contagios no solo del covid sino también de gripe", razona.

Para Estibaliz Plaza, este miércoles ha sido un día que llevaba tiempo esperando. "Es un respiro", reconocía al salir al metro. "Ya era hora de que se quitara la mascarilla, porque el tema está resuelto y no tenía ya mucho sentido continuar con ello", explica esta psicóloga de profesión. Ella misma se ha estrenado a cara descubierta. "Ha sido un buen día, poder respirar abiertamente".

"¡Ya era hora!"

"¡Ya era hora!", se unía al júbilo también Ane Seijas, vecina de Amurrio. "Son dos años que hemos estado con la mascarilla puesta y es un poco incómodo, a veces se te podía olvidar... Es un incordio", considera. Y es que la situación epidemiológica actual, opina, "ya no es lo que era" y agradece este nuevo paso hacia la normalidad, "la verdadera normalidad". En su trayecto a Bilbao, en tren, ha venido ya sin ella puesta, "estaba deseando quitármela", como muchos de los viajeros que la acompañaban. "Algunos han preguntado a los de seguridad a ver si había que ponérsela y les han dicho que no. La verdad es que se agradece".

Y a medio camino se manifestaba Kike Martínez quien, aunque da la bienvenida a la eliminación de la obligatoriedad, piensa seguir usando la mascarilla cuando vea los vagones o autobuses muy llenos. "Me da la sensación de que todo no está controlado y puede seguir habiendo contagios", advierte, aunque ha prescindido de ella cuando ha cogido el tren en La Peña. "Íbamos pocos y no me la he puesto, pero cuando vas a San Mamés, por ejemplo, a ver al Athletic, que va el tren lleno, igual sí hay que ponérsela. Yo, por si acaso, la llevo siempre", aclara. Y es que tampoco le molesta demasiado tener que usarla cuando utiliza el transporte público. "No me suelo mover en entornos en los que hay que llevarla, así que para 10 minutos en el tren tampoco me importa ponérmela".

Primer día sin mascarillas en los transporte público

Kike Martínez Oskar M. Bernal