Los transportistas no están muy convencidos. Para nada. Las reuniones con la Diputación Foral de Bizkaia no les han fascinado y además vienen arrastrando un incremento en los precios de materias primas esenciales en su día a día: carburante, ruedas, recambios… “Nos dicen que somos esenciales; que tenemos un trabajo esencial para la sociedad y para mantener la industria, pero luego nada y encima te castigan con peajes”, ha resumido Jon Altuna.

No es una opinión aislada la de este camionero. De hecho, es el comentario más repetido entre los compañeros de profesión que hoy reponían fuerzas -y repostaban- en la base de operaciones del polígono de Sasine, en Larrabetzu. Los cálculos que han hecho no son para menos: entre 1.000 y 1.500 euros al mes de gastos extraordinarios asociados a los peajes. Todo dependerá de las veces que los chóferes de esos tráileres y grandes camiones pasen por debajo de los 17 lectores de matrícula habilitados en la N-240 (donde hay nueve entre Usansolo y Barazar) y en la BI-625 (donde hay ocho entre Arakaldo e Irubide).

Un camionero espera para incorporarse a la carretera en el Alto de Barazar. Jose Mari Martínez

“Quienes trabajan todos los días en esas carreteras soportarán sobrecostes de entre mil y mil quinientos euros al mes”, ha redondeado Alberto Núñez, técnico del sindicato de transportistas HIRU, en declaraciones a este diario. “Ten en cuenta que el paso completo de Barazar desde Usansolo son 17,94 euros. Y piensa en el que hace un viaje del Puerto de Bilbao a Jundiz [parque empresarial localizado en tierras alavesas] y que puede llegar a hacer cuatro al día… Es un dineral”, ha rematado.

Ni siquiera los bonos descuentos establecidos por la Diputación Foral de Bizkaia para tratar de mitigar ese gasto tampoco son del gusto del sector. Como máximo serán del 13% -que es lo que marca la Unión Europea para estos casos- y serán aplicados siempre y cuando haya 20 pases por un punto de control y pago. El problema que denuncian los camioneros es que no son acumulables por vías. Es decir, que un profesional del volante que vaya de Arrigorriaga a Laudio únicamente podrá beneficiarse de los descuentos en las tarifas de ese tramo y no de las fijadas para el de Barazar (N-240), por ejemplo.

Las rebajas establecidas por la Diputación en función del tipo de motorización del vehículo pesado tampoco son suficientes para los camioneros; “en el mejor de los casos son del veinte por ciento”, ha apostillado Núñez. Así las cosas, un transportista habitual que trabaje en esas carreteras “tendrá un sobrecoste importante”, han insistido desde el sindicato HIRU. De momento, y con el ambiente revuelto, los camioneros y sindicatos no barajan movilizaciones. Van a seguir denunciando su malestar por esta medida, aunque llegado el caso no descartan nada.

Carteles sindicales de protesta en contra de la activación de los peajes. Jose Mari Martínez

Y ya advierten de otro efecto secundario que podría desencadenarse con la activación de esta red de peajes que en unos meses se extenderá a otros puntos de la red viaria: la salida precipitada de muchos profesionales del volante de Bizkaia a quienes no compensaría mover cargas hasta Miñano, Jundiz, Arasur o Briviesca. “Mucha gente tendrá que tomar decisiones. Hablamos de flotas mínimas, autónomos la gran mayoría, pymes… Y además tienen una edad muy avanzada. Muchos igual se plantean que para trabajar así mejor se quedan en casa para no trabajar en balde”, ha descrito Altuna.

También desde Asetrabi (Asociación Empresarial de Transporte de Bizkaia) comparten esa visión. Su presidenta lo ha resumido con un sencillo mensaje: “es inasumible pagar esta suma de sobrecostes cuando nuestras empresas no tienen altas rentabilidades como para poder asumirlos”. En opinión de Sonia García Díaz, los camioneros son los “conejillos de indias” y no ha descartado que, a corto o medio plazo, esa política del pago por uso y del pago por contaminar se extienda a todo tipo de vehículos.

De canon a tasa

Eso sí, tal y como ha adelantado a DEIA, su plataforma ya ha entablado contactos con la Administración española para buscar una fórmula que pueda minimizar ese impacto en los libros de cuentas de los transportistas. Saben que no pueden hacer que el cargador [la empresa que quiere mover una mercancía] asuma ese importe. No hay una ley o un decreto que lo permita y la capacidad para negociar con esas firmas -multinacionales muchas veces- es casi nula. Sin embargo, con la complicidad del PNV en Madrid, ya se está trabajando en ello.

El objetivo es reconvertir las tarifas de los peajes y que para la Hacienda foral sean consideradas como una tasa en vez de un canon. La diferencia es sustancial, según ha ilustrado Sonia García Diaz. De esta manera estarían legitimados para traducir ese importe en la factura, en el albarán, “sin tener que estar todo el día peleando con nuestros clientes. Es que nos lo han implantado. Con el sector que somos nos es imposible. Las negociaciones con nuestros clientes es muy poca. Por eso se pidió que la cláusula de gasoil fuera obligatoria”, ha indicado la presidenta de Asetrabi.

Un transportista circulando por un tramo de carretera en el Valle de Arratia. Jose Mari Martínez