El consumo de proximidad, el de menor impacto sobre el medio ambiente
El principal beneficio ambiental del comercio local es el ahorro energético y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
La ciudad debe ofrecer servicios a sus ciudadanos pero al mismo tiempo debe proporcionales el mayor nivel de calidad de vida. Para conseguirlo, debe planificarse y evolucionar, adaptándose a los cambios que se produzcan con el fin de alcanzar una mejora de la convivencia y de las relaciones humanas.
En esta mejora de las relaciones tiene mucho que ver el comercio, un sector de gran impacto sobre el entorno y de manera especial en las ciudades por su volumen y su concentración.
El transporte de los productos, su almacenamiento, el traslado hasta los puntos de venta, los embalajes, la presentación a los consumidores en paquetes y bolsas, el acceso de los consumidores y de los trabajadores hasta los puntos de venta, toda la actividad relacionada con la promoción y el desecho final de productos supone la utilización de muchos recursos y la generación de muchos residuos.
Ante este panorama, no cabe duda de que el principal beneficio ambiental del consumo local es el ahorro energético y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, dado que los medios que transportan los productos desde lugares lejanos generan más emisiones.
Ello deja ver que no todos los formatos comerciales tienen el mismo impacto sobre el entorno, siendo unos más sostenibles que otros.
De manera generalizada se reconoce que el comercio de proximidad es el formato que menor impacto tiene sobre el medio ambiente por su cercanía al consumidor y por sus buenas prácticas. No obstante, también se reconoce que sería posible desarrollar su actividad reduciendo aún más su impacto en el entorno y contribuyendo a conseguir una mejor sostenibilidad de las ciudades.
La actividad comercial supone un contacto masivo y constante con los ciudadanos, lo que representa a su vez ser un instrumento adecuado para sensibilizarlos y conseguir que reduzcan en lo posible el impacto que generan en el momento de adquirir productos, así como intentar que hagan un uso responsable de los mismos.
En este aspecto, cabe destacar que el comercio contribuye en su actividad diaria a conseguir algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre los que destacan algunos por la incidencia de su actividad en el medio ambiente.
Uno de ellos es el que tiene que ver con lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Los aspectos sociales del comercio de proximidad resultan evidentes por el contacto permanente con los ciudadanos como vecinos y como clientes; en el comercio se atiende a todas las personas que necesitan adquirir productos, aportan elementos que contribuyen notablemente a la seguridad del entorno, genera resiliencia frente a una situación de incertidumbre y contribuye a la sostenibilidad evitando desplazamientos, permitiendo la compra de sólo las cantidades necesarias para evitar desperdicios, facilita el reciclaje de muchos residuos domésticos y a una recogida selectiva de los mismos.
Otro de los objetivos de Desarrollo Sostenible identificados con el comercio es el de garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
Adquirir los productos cerca de donde se vive y se consumen supone una modalidad de consumo sostenible, pero si los productos que se distribuyen provienen en buena medida de un entorno próximo, el consumo será aún más sostenible y esto es algo que facilita el comercio de proximidad. La especialización del comercio de proximidad en búsqueda de la diferenciación frente a grandes producciones industriales y de la competitividad, supone acudir a pequeñas industrias o productores y artesanos.
Combatir el cambio climático y sus efectos es otro más. Pese a que las grandes decisiones para lograr el objetivo corresponden a las administraciones públicas, estas sólo se conseguirán mediante las acciones individuales y a ellas contribuye el comercio de manera eficaz cada día en la relación directa que mantiene con sus clientes.
Por todo ello, y pese a que la responsabilidad de lograr un mundo más sostenible no recae únicamente en los consumidores, su papel y su posibilidad de favorecer modelos productivos justos y responsables puede suponer una ayuda a favor del desarrollo sostenible global.