El Trasgu es un pequeño duende doméstico, travieso y juguetón, muy popular en la cultura asturiana, que se manifiesta casi siempre en el hogar y al que le agrada vivir entre humanos, y enredar con sus cosas. No tiene maldad, aunque sí es un poco bromista y revoltoso pero si se le trata bien es extremadamente ordenado, y cuida las cosas y animales de la casa. Incluso, a veces, el Trasgu sirve de inspiración para cocineras como Amparo Alonso que ha hecho una nueva travesura con la gilda con la que ha participado en la II edición del concurso organizado por el Área de Comercio del Ayuntamiento de Trapagaran en el que han comparecido una quincena de establecimientos.

Amparo Alonso. E.Z.

Una travesura en forma de esferas de colores que representan los tres ingredientes básicos del afamado pintxo vasco: la anchoa, la piparra y la aceituna. “La verdad es que ha sido un pintxo laborioso ya que primero hacemos un deconstrucción de los tres ingredientes básicos y luego, antes de servirlo, los esferificamos en forma de bolitas independientes”, explicaba Amparo Alonso, una cocinera autodidacta.

Explosión de sabor

“Es un pintxo para degustar metiéndolo entero en la boca y reventando las esferas para que se mezclen y así obtener el pleno sabor de la gilda”, anima esta hostelera con más de 18 años de experiencia que se mostró exultante al recibir, por segundo año consecutivo, el premio popular del Gilda Eguna organizado por el área de Comercio y Nuevos Emprendedores del Ayuntamiento minero y a la Asociación de Comerciantes Baturik.

“Ha sido una gran sorpresa repetir el premio logrado el pasado año con la gilda que se come con cuchara y que permite combinar los sabores de los diferentes componentes que han sido deconstruidos con una batidora. He de reconocer que en esta edición, la elaboración del pintxo ha sido aún más complicada por la esferificación pero el resultado está ahí. Los comentarios sobre la gilda han sido de lo más variopintos e incluso los nombres a la hora de pedirlas –gominolas, lacasitos, esferitas, bolitas– porque a pesar de ser una gilda tradicional en sus componentes no cabe duda de que la primera impresión del pintxo en la bandeja ha gustado”, resaltaba esta cocinera. Tal y como recogen las bases del concurso, Amparo mantendrá la gilda ganadora durante todo los fines de semana de noviembre al precio de 1,50 euros ligado a una consumición.

“De hecho estos días los estoy haciendo a diario y tal como he hecho con el pintxo ganador del pasado año, que lo mantengo en la barra porque se ha convertido en un pintxo demandado, intentaré incluirlo también en mi carta habitual de pintxos”, avanza esta cocina, que reconoce que en esta edición ha habido un salto cualitativo muy interesante en las gildas presentadas. ”Esto pone de relieve, sin duda, que el hostelero de Trapagaran es muy capaz de innovar y de adaptarse a los nuevos gustos de la clientela. Esto sin duda es un acicate para que la gente se quede a alternar en Trapagaran”, sostiene. Una consideración que comparte la edil de Comercio, Karmele Martínez, que destacó “un aumento interesante en los ruteros completados (134)  y unas ventas que rondan las 300 gildas cada fin de semana de concurso, lo que unido a las consumiciones, han generado un importante impacto económico en la hostelería”.