Agotamiento, desorientación... Nadie sabe qué le ocurrió a este ejemplar de zifio -un cetáceo con apariencia de delfín- que fue localizado este pasado jueves al anochecer en la playa que se abre bajo en faro de Gorliz. Es una zona de difícil acceso así que el ejemplar quedó libre de miradas curiosas que habitualmente se agolpan alrededor de estos grandes animales cuando quedan varados.

En su cuerpo podían distinguirse marcas que podrían ser compatibles con heridas ocasionadas durante algún encontronazo con algún cuerpo duro, por ejemplo, el caso de una embarcación o las mismas rocas que protegen esta pequeña cala. No es el primer suceso de estas características que tiene lugar en la costa vizcaina. Hace ya unos años (2015) en la playa de Laga fue localizado otro ejemplar similar, de casi 7 metros de largo.

Como explicaron en aquella ocasión desde Ambar -sociedad para el estudio y la conservación de la fauna marina- las causas de fallecimiento de estos animales pueden ser diversas: “Hay veces que mueren porque han tragado algún plástico; pero al ser mamíferos también pueden tener enfermedades como los humanos”. Y en 2013 otro apareció encallado en Barinatxe.

Los zifios son más difíciles de ver que los delfines ya que no son muy amigos de acercarse a la costa. Son más dados a dejarse caer a los fondos oceánicos donde, llegado el momento, mueren. “Frente a la costa vasca hay bastantes a pesar de que no se den muchos varamientos”, apostillaban. La razón principal para que sean los grandes desconocidos de la ciencia básica es que estos cetáceos habitan en aguas con un fondo marino superior a 1.300 metros; y eso es mucho para un mamífero marino. Allí se mueven y se alimentan.

“El punto más cercano a esa profundidad en la costa vasca lo tenemos al norte de Matxitxako, en un pequeño cañón que hay. Después hay que meterse veinte millas mar adentro para alcanzar esas hondura”, ilustraban desde la Sociedad para el estudio y la conservación de la fauna marina.

En 2020 fueron realizados 41 avistamientos de este tipo en la costa vasca (24 de cetáceos y 11 de focas, 1 tortuga y otros 5 de animales marinos más) y la mayoría de las ballenas, delfínes y demás miembros de la familia de los cetáceos murieron. Mejor suerte corrieron los pinnipedos (focas) cuyo índice de supervivencia fue mayor. De ese total, en las playas de Bizkaia hubo 23 varamientos, con Getxo y Sopela como puntos calientes de estos sucesos. Los varamientos de focas sueñen concentrarse durante el invierno mientras que los de cetáceos pueden producirse durante todo el año, con un pico entre enero y marzo.