Pablo Uriarte encaminó el año pasado hacia Gorliz y sus alrededores a numerosas personas con hambre de paseos, vistas y grandes sensaciones, gracias a su guía de rutas circulares para hacer senderismo desde el municipio gorliztarra. Ahora, este apasionado de la montaña traza una quincena de caminos para experimentarlos en familia por ese mismo terreno. Porque se trata de eso: de disfrutarlos y vivirlos. Ya ha terminado su elaboración y próximamente la Oficina de Turismo de Gorliz las publicará en cuatro idiomas en su página web (www.visitgorliz.eus).

El hijo y los nietos de Pablo, en pleno paseo. P. U.

Pablo es un bilbaino que lleva más de 50 años veraneando en la localidad de Uribe Kosta; conoce “al dedillo” los metros por los que se extiende el municipio, por eso puede dibujar y desglosar recorridos de todo tipo. En esta ocasión, se ha centrado en los que pueden cubrir los pequeños pasos de los niños. Como en su anterior proyecto, no solo se ha limitado a enumerar y explicar las caminatas, sino que ello está enriquecido con otras aportaciones. “Todas las rutas tienen su perfil, el mapa y el código QR para poderlas seguir en Wikiloc, una aplicación sencilla y muy importante: gratuita. También van fotografías en cada sitio de desvío, para que no haya ningún problema. Y he incluido detalles históricos: del hospital de Gorliz, de qué era la presa de Arbina, por qué se utilizaba… Pero tres frases, para que no resulte aburrido. Hay, además, unas pautas para hacer una sencilla mermelada de moras o de higos… Así se añade interés a la ruta”, considera su autor. Todo ello está recubierto por el principal objetivo de esta guía: “Que los críos aprendan un poco de la naturaleza y aprendan a respetarla”. Por eso, Pablo insiste en que “hay que enseñarles a no ensuciar, a que lleven su mochilita…”.

Pero este manual, que es más que eso, también incorpora recomendaciones para salir al monte con los hijos: qué ropa tienen que llevar, qué desayunar, qué es lo que hay que hacer durante el paseo… “Normalmente, si los críos te dicen que están cansados es que están aburridos. Hay que tenerles entretenidos siempre y hay que hablarles todo el rato de lo que vamos viendo, de cómo hay que comportarse… Y si van dos o tres niños juntos, mucho mejor”, apunta Pablo. En su publicación aparecen más detalles en clave infantil: “Hay indicaciones, como las famosas 3G para el invierno: gorro, guantes y gafas. Esto último porque si hay nieve son imprescindibles”, describe.

Los pequeños viendo animales en una de las rutas. P. U.

El trabajo de este gorliztarra de adopción tiene bases prácticas porque sus nietos han ido por algunos de los itinerarios. Han sido un poquito banco de pruebas... “Yo he hecho alguna ruta con un niño de 4 años y aunque le he cogido un rato a burrucuchus, la hemos podido hacer bien. Luego, mi hijo ha ido con mi nieta de un año y medio en la mochila. Hay que tener cuidado y no ir por sitios abruptos o por donde haya mucho ramaje, pero los caminos normales de monte se pueden hacer con niños sin problema”, señala. Por ejemplo, este mendizale completó con sus nietos la subida al monte Ermua. “Es muy sencilla y es clásica en Gorliz: llegas al Ermua, de 292 metros, pero lo haces desde 0, desde la playa. Les llevo por una ruta no tan habitual: les paso por las campas de Fano, donde suele haber ovejitas y ponis y los críos se quedan alucinados. Vamos por el encinar cantábrico, que es una maravilla y una rareza naturalística que tenemos en Gorliz, y les cuento que es un parque encantado con gnomos que ayudan a la gente a encontrar el camino si se pierden. Luego, llegamos a la cumbre, que hace ilusión llegar a una cima”, retransmite Pablo.

A Butrón

La travesía más larga que recoge es desde Gorliz al castillo de Butrón, que son 16 kilómetros y está pensada ya para chavales de 10-12 años. “Lo que no pongo esta vez es la duración de las rutas porque con críos eso es imposible de calcular”, sonríe Pablo. Sí ofrece ese y otros datos en otra de las iniciativas en las que está sumergido: una guía con 50 rutas circulares de senderismo y montaña desde Bilbao. “Hay de tres tipos: que sales y llegas andando a Bilbao, otras que coges transporte público para llegar al centro de Bilbao y luego ya vas y vuelves andando y otras que llegas a un sitio desde Bilbao andando y regresas en transporte público”, indica su artífice, el que invita a saborear la naturaleza.