Primeras ‘transfusiones’ de agua a Karrantza
Los camiones cisterna completan su jornada inicial de viajes con agua desde Ramales en un operativo que no se recordaba en al menos dos décadas
A falta de tres minutos para las 13.00 horas ha aparcado el primero de los camiones procedentes del municipio cántabro de Ramales, a quince kilómetros de distancia, que surtirán a Karrantza ante las escasas reservas de las dos balsas del valle por la sequía. Con retraso debido a los últimos preparativos, ha tardado aproximadamente treinta minutos en descargar 28.000 litros de agua apta para el consumo en el depósito de San Esteban, desde donde se ha bombeado a las diferentes zonas -hay unos cincuenta barrios en 137 kilómetros cuadrados-. El mismo procedimiento se ha repetido varias veces. El Ayuntamiento calcula que se llenarán al día 200.000 litros hasta que las condiciones meteorológicas permitan el autoabastecimiento.
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Aunque no han llegado a aplicarse restricciones a vecinos y explotaciones, los trasvases tranquilizan a los ganaderos que desde hace meses miran al cielo inquietos. Actualmente, la balsa de La Argañeda ronda el 13% de su capacidad y la de La Cerroja está sobre el 34% Cantidades que garantizarían el agua “para aproximadamente un mes”, explicó el alcalde, Raúl Palacio. En Karrantza cuesta recordar otras ocasiones en las que la falta de lluvias obligara a movilizar recursos de fuera, porque hace tres años las cisternas movieron agua entre barrios. “Hace veinte años más o menos, esto podía considerarse habitual, pero cargaban directamente del río Asón. Todo ha cambiado mucho, ahora el agua viene tratada”, ha comparado el regidor, quien ha confirmado que la depuradora de la localidad de Ampuero está preparada por si fuera necesario recurrir también a ella.
Residente en San Esteban, José Ángel Portillo paseaba a su perra sorprendido por la expectación en un arcén habitualmente vacío. Fue ganadero y su sobrino recogió el testigo al cuidado de cuarenta vacas de leche. “A mis 66 años no había conocido una sequía como esta y la solución de traer agua de fuera me parece bien si así se arregla”, ha declarado.
No ha faltado suministro
Hasta el día de hoy “nunca nos ha faltado suministro. El problema hubiera sido quedarnos a cero”, ha valorado Oskar Barreras, ganadero del barrio de Presa que tiene a su cargo “300 vacas adultas”. Y es que “si se corta el agua, se corta la producción porque las vacas de leche están todas dentro de la granja”. Todo lo que consumen los animales, sobre ochenta o noventa litros al día “procede de la red” ya que los manantiales están secos y “estamos recurriendo a los pastos de invierno”. Hace dos décadas, cuando estos episodios de sequía se repetían más a menudo en el valle “habría entre 400 o 500 explotaciones”, cuyo número ha descendido a “cien, pero más grandes” con 12.000 cabezas de ganado.
Sobre una posible entrada en el Consorcio de Aguas, Oskar Barreras cuenta cómo le afectaría: “si ahora pago 500 euros anuales por el agua, con el Consorcio me saldría entre 30.000 y 35.000. Nos vamos de un extremo a otro” y temen que comprometa su supervivencia, como advirtió el Consistorio en una de las reuniones para abordar la problemática del agua haciéndose eco de un informe de Deloitte que cifraba en siete de cada diez las granjas que no podrían hacer frente a la nueva factura. Además, consorciarse exigiría al Ayuntamiento una inversión de diez millones de euros para poner a punto la red secundaria.
En el centro de la localidad, los camiones cisterna no han alterado su rutina. “Hace muchos años que se recurre al agua embotellada para casi todo”, revelaron en un supermercado.