El incomparable ambiente de la fiesta de Paellas de Aixerrota ha entrado este domingo en ebullición, de nuevo, con cerca de 30.000 personas entregadas a esta fecha tan señalada. Los ingredientes de esta celebración gigantesca se pusieron sobre la mesa, en vivo y en directo, tras dos ediciones de cocción virtual por la pandemia: buen rollo, energía, reunión de amigos, saludos efusivos, encuentros deseados, algo de sinvergüencería, charlas con este o con el otro, bailes, música, sangría, cerveza… Es todo lo que se cuece en torno al concurso, que fue espectacular, una vez más, ¡y van 67!

La actualidad marcó las decoraciones de las paellas y por eso, no faltó, por ejemplo, un llamativo coronavirus hecho con berza, lechuga y coliflor o un hospital de Cruces a base de gominola. Más de 100 cuadrillas se presentaron al certamen que aliña diseños de lo más originales con exquisitos arroces y Malakate, un fijo en el podio, se hizo con el primer puesto, seguido por Kas Galea, segundo, y Asador Basanta, tercero.

Lo que se vive en las campas getxotarras desde primera hora de la mañana y hasta que se apaga el sol (y mucho más allá en el caso de la zona no oficial) es único y casi irrepetible. A ver si no cómo un grupo de hombres, ya con cierta experiencia en la vida, se visten de legionarios, con una cabra de peluche incluida. Decían que eran la OTAN (Organización Tratado Aixerrota Norte) y hasta alguna autoridad (dejémoslo ahí) formaba parte de este cuerpo especial de operaciones festivas al que la propia OTAN le “pidió refuerzos” por su reunión en Madrid, tal y como contaba entre risas uno de los integrantes de este equipo. Y es que las bromas, el humor, la alegría, la diversión… se elevan a la máxima potencia en Paellas. Es la fiesta más querida por los de Algorta y se nota. Además, miles de personas de otros municipios quieren formar parte de ella y por eso este evento adquiere tales dimensiones. Cerca de 30.000 personas pasaron ayer por este espacio de Getxo, unas cifras similares a las de otros años, aunque algunos veteranos tenían la impresión de que había menos gente que otras veces. En todo caso, una marea humana acampó bajo el sol que parece que siempre contrata para la ocasión Itxas Argia, la organizadora del certamen. 

“La diversidad es lo más llamativo, lo único que tienen en común las paellas es el arroz”

Juan Carlos De Miguel - Miembro del jurado

Pero el epicentro de todo son las paellas, ellas son la salsa de este festejo y, sobre todo, sus adornos, los que han provocado que este concurso rompa moldes. Los participantes se lo curran de lo lindo, primero dándole a la imaginación y, después, siendo capaces de hacer realidad lo que sus cabezas dibujan, por muy aparatoso que resulte. La actualidad siempre es una buena fuente de inspiración y, por eso, en la edición de este domingo hubo una paella con un enorme coronavirus de berza, lechuga y coliflor. “Este no contagia, ¿verdad?”, preguntó el conductor del evento desde el escenario principal. Varios hospitales y motivos que aludían a Osakidetza se colaron también en la fiesta. Por otro lado, se pudo ver un volcán que evocaba la erupción de La Palma. Las sandías y los melones siempre juegan un papel importante a la hora de decorar, al igual que los langostinos… Todo ello se comió por los ojos en Aixerrota gracias a las cuadrillas que se animaron a tomar parte en el concurso.

“Es una fiesta muy especial; pensamos seguir viniendo hasta que tengamos 100 años”

‘Kinitosegis’ - Cuadrilla participante

Las normas y la puntuación fueron las habituales, como confirmó Juan Carlos de Miguel, miembro del jurado desde hace una veintena de años. “La presentación son 10 puntos, el punto de arroz, 20 y el sabor, otros 20”, recordó. Así que lo buena que esté la paella es lo fundamental. “La diversidad es lo más llamativo, lo único que tienen en común es el arroz”, apuntó De Miguel. En efecto, el colorido y la majestuosidad de las paellas es múltiple. Por ejemplo, la cuadrilla Alpenarri configuró una preciosa noria que tenía mejillones. “En la última edición fuimos segundos, así que en esta vamos a por todas”, comentaban en el grupo a la hora de la presentación. No todos se toman el concurso tan en serio, como los de Kinitosegis, que, sobre todo, valoraban la oportunidad de disfrutar de una jornada así. “Con los kinitos ya no seguimos, pero en Paellas estaremos hasta que tengamos 100 años... Es algo muy especial”, afirmaron. Y es que esta fiesta es insustituible.