¿Qué valor iban a tener una diminuta moneda, una cuchara, una azada o una bala? Hasta que la limpieza e investigación han revelado que el Cerro del Castillo se remonta al menos al siglo X y han aparecido restos de un destacado cuartel de las Guerras Carlistas, la fortaleza que domina Balmaseda se había apartado a un segundo plano frente a otras joyas patrimoniales de la villa. Hace décadas permanecía literalmente oculta por un pinar, así que los vecinos guardaron sin dar importancia objetos encontrados en los alrededores. Ahora que las recientes actuaciones la han devuelto al lugar que merece, han pensado que esos artículos pueden ayudar a comprender la vida en un punto estratégico a través de los siglos, especialmente durante los conflictos bélicos, y los han donado al museo de historia local para ser catalogados y es posible que expuestos a los visitantes.La familia de Joseba Aguirre posee un terreno colindante al Cerro del Castillo. De pequeño “subía con mi aita a las trincheras, mi abuelo encontró un rifle” y su curiosidad se despertó. “Me compré un detector de metales y empecé a buscar: salieron muchas cosas, desde balas a monedas, la más antigua, de 1802”. mi aita me decía que anduviera con cuidado no fuera a ser que algo pudiera explotar”, recuerda. Siempre le ha gustado “imaginar cómo era y qué hacían las personas que vivían allí”. Cuando comenzó la excavación del pasado verano “subía todos los días para ver cómo iban avanzando”.

La familia de Donato Rodríguez contaba con un huerto y al derrumbarse una de las paredes descubrió dos bayonetas escondidas en un hueco de la estructura. Datan del siglo XIX y se cree que podrían haber sido utilizadas ya en la Guerra de Independencia. Curioso cómo los balmasedanos contemplan con sus propios ojos la vida en época de episodios como el incendio de la villa por las tropas de Napoleón el 8 de noviembre de 1808, sobre el cual se realiza una representación popular cada vez que este día cae en sábado. La última vez, en 2019 justo antes de la pandemia.

Un cañón probablemente modificado en Eibar, la identificación de un gudari, un hacha, una azada... Estos objetos con ayudarán a contextualizar la historia de Balmaseda y puede que reescribirla. No solo por lo que aún pueda salir a la luz sobre los orígenes del Cerro del Castillo en la Edad Media, sino también, por ejemplo, porque el volumen de vestigios desenterrados contradice la percepción de que la incidencia de la Guerra Civil resultó testimonial.

“Sí que nos habían traído cosas desde el Kolitza”, donde se libraron batallas en el verano de 1937 en las que las fuerzas opositoras al franquismo trataron de recuperar posiciones una vez que la comarca había caído, explica Paloma Sañudo, responsable del museo de historia local, en la antigua iglesia de San Juan.

Catalogación

Por el momento, allí se han depositado las donaciones antes de proceder a su catalogación con el asesoramiento de expertos en distintos conflictos o en armas. La Guerra Civil presenta menos dudas. Con las monedas tampoco las hay si sigue figurando la fecha. Del Cerro del Castillo proceden incluso maravedíes de un período anterior. Después, se decidirá si se muestra una representación o todos los artículos.

En cualquier caso, el paso que han dado los vecinos que guardaban un pedazo del pasado de Balmaseda en un terreno que ha tenido un constante uso agrario en las últimas décadas viene a complementar la intervención arqueológica.

Mucho más de lo que la asociación Orexinal de la villa, intermediaria en la entrega al museo, esperaba cuando puso en marcha una campaña de limpieza del Cerro del Castillo y empezó a iluminarlo como gesto simbólico que lo acercara de alguna forma al centro de Balmaseda. “Está siendo gratificante que la gente nos comente que han redescubierto un enclave en el que se habían intentado hacer cosas, pero que estaba un poco muerto”, celebra su presidente, Aitor Ibargüen.

El convenio del Ayuntamiento con la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco supuso un salto en el estudio y difusión del Cerro del Castillo que no ha detenido ni la pandemia. Se presentó en enero de 2020 y la primera excavación se desarrolló en verano de 2021. Próximamente puede que depare más sorpresas agradables. l