La Policía Local de Leioa, junto a la Ertzaintza, está desplegando un dispositivo especial de vigilancia y actuación contra las grandes concentraciones de jóvenes en la calle para consumir alcohol. Desde el Ayuntamiento explican que los agentes llevan alrededor de un mes con esta operación y que seguirán manteniéndola e, incluso, aumentándola, para decomisar bebidas a los menores de edad, atajar malos comportamientos, solventar posibles altercados y denunciar a los establecimientos que venden alcohol a quienes no han cumplido los 18 años.

El pasado sábado, sin ir más lejos, unos 300 jóvenes se juntaron en la plaza Ikea Barri. Los policías leioaztarras confiscaron litros de alcohol a los menores y pusieron cuatro denuncias por actitudes incívicas, uso indebido de mobiliario urbano y, también, por increpar a los propios agentes. Además, realizaron comprobaciones de objetos personales a jóvenes que generaban sospechas, lo que propició la localización de un arma blanca habitualmente utilizada para robar mediante amenazas. Previamente, un vecino alertó a la Policía Local de una posible quedada de este tipo tras escuchar una conversación de su hijo, menor de 18, con uno de sus amigos. Por lo que los agentes ya se encontraban sobre aviso para intervenir en la zona. Asimismo, es muy habitual que los cuerpos de seguridad vigilen las redes sociales para estar al tanto de los macrobotellones que podrían empezar a organizarse así.

Este no ha sido el único capítulo problemático que han generado en las últimas fechas estas grandes reuniones de jóvenes para beber, ya que el pasado mes, la Policía Local expedientó a dos comercios de la localidad con multas de 1.000 euros, que en uno de los casos fue doble por tratarse de dos ventas, y que podrían llegar a alcanzar los 3.000 euros en caso de repetirse. La primera sanción fue motivada por una venta que se produjo en la Avenida Amaia, por lo que el vendedor del local deberá pagar 1.000 euros. El segundo negocio sancionado está situado en Sabino Arana y fue multado por dos casos de venta de bebidas alcohólicas a menores. Por este motivo, tanto al propietario como al vendedor, se les interpuso una doble denuncia, es decir, deberán pagar 2.000 euros cada uno. "Cabe recordar que este tipo de actuaciones están consideradas como faltas graves, con multas que van desde los 600 hasta los 10.000 euros, e incluso puede conllevar el cierre temporal, total o parcial, del establecimiento", subrayan desde el Consistorio de Leioa.

Hace tiempo que vecinos de determinadas zonas del municipio se quejan de la presencia masiva de juventud que bebe en la calle y, sobre todo, de lo que ello acarrea en muchas ocasiones: suciedad, destrozos, ruido, peleas... En este sentido, la plaza Ikea Barri ha sido sede ya de varios macrobotellones. "La verdad es hay mucho descontrol, los chavales andan a su bola, sin Dios ni ley y hacen lo que les sale de las narices", lamentaba una vecina en un grupo de Facebook. El pasado noviembre, al hilo de estas protestas, el portavoz del PP de Leioa, Jon Eguiluz, solicitó crear una ordenanza sobre el botellón. "Debemos reflexionar seriamente sobre este problema, ya que es una actividad que, además de resultar una conducta de riesgo al proporcionar una percepción de fácil accesibilidad a bebidas alcohólicas, incluidos los menores de edad, está perjudicando la convivencia ciudadana y perturbando el descanso y la calidad de vida de los vecinos leioaztarras", aseveró.

La Policía Local acostumbra a desplegar dispositivos especiales de control de bebidas alcohólicas en menores durante las fiestas. De hecho, llega a controlar las bocas de las paradas de metro. Ahora, con las últimas conductas de macrobotellón, se ha visto obligada a llevarlo a cabo en estas fechas en las que, además, ya asoman los carnavales.