“Si él está sufriendo un calvario los últimos ocho años, nosotros también. Es muy doloroso y nos está destrozando la vida, además de que hace daño al negocio”, dice Victoria Falagan. La propietaria de la casa rural Mendi Alai, Victoria Falagan, niega que haya arrebatado 850 metros cuadrados de terreno a su vecino en el barrio Cezura de Karrantza, por quien “nos sentimos agredidos”. “La parcela es legal y disponemos de todos los permisos. Habla de acusaciones muy duras para una persona autónoma como yo, que las está pasando canutas”, se defiende.El relato de su vecino publicado el jueves en Hemendik “es mentira”. Victoria compró el terreno en primer lugar “y está escriturado”. Después, por medio del mismo vendedor llegó el nuevo propietario, antes de que comenzara la construcción del edificio destinado a casa rural. El límite de la segregación “estaba ya marcado por el dueño anterior” y, aun así, cuando surgieron las discrepancias sobre dónde instalar un vallado que “colocó él me ofrecí a realizar un estudio topográfico abonándolo a medias, pero lo rechazó”. Ella siguió adelante y las mediciones corroboraron que la línea divisoria se había establecido correctamente, por lo que “si realmente le falta esa superficie se lo debe el vendedor”, expone.

“No puedes dejar construir y empezar con las demandas cuando estoy a punto de inaugurar”, reprocha. Además, por esos 850 metros cuadrados de la discordia “discurren las acometidas de agua, luz, entrada rodada, aparcamiento y una serie de construcciones”, lo que ocasionaría un grave trastorno al funcionamiento de un establecimiento “levantado con nuestra vida y el sudor de nuestra frente”.

Le duele especialmente que se afirme que “la licencia está concedida en prevaricación, una auténtica barbaridad; cuento con todos los permisos”. En este caso “el aparejador no puede denegarlo y el Ayuntamiento no tiene nada que ver porque se lo otorga el departamento de Turismo del Gobierno vasco”. Por tratarse de una casa rural “contamos con una explotación agropecuaria aparejada, asegura que también sujeta a la normativa en vigor. En este sentido, el procedimiento abierto por la Fiscalía que seguirá su curso en el juzgado de Balmaseda “se refiere a una denuncia que nos interpuso por el tema de la explotación agropecuaria, porque sostenía que no estamos asociados a una explotación y también es rotundamente falso”.

En los tribunales

Sobre el recorrido en los tribunales en torno a la propiedad de los 850 metros cuadrados, en el primer juicio “ganamos y la jueza le indicó que solicitase esos metros o una bonificación al vendedor”. Instancias superiores le dieron la razón a la parte contraria.

El vecino demandante asegura que el Supremo se pronunció a su favor con sentencia firme y reclama que se le reintegre la superficie en disputa. Según Victoria Falagan “no es cierto, si la hubiera y así lo dijera la justicia, ¿cómo no iba a devolverlo?”. Esa extensión “la compramos con el resto de nuestro terreno; está escriturado y así lo aportamos en el juzgado con todo el mar de documentación que se nos requirió”. “Intentamos negociar antes de meternos en juicios y no quiso”, zanja.

850 metros cuadrados. Todo el terreno del barrio carranzano de Cezura formaba parte de una finca del antiguo aparejador de Karrantza. Primero se vendió la parte donde más tarde se levantaría una casa rural. Después, la otra, cuyo dueño reclamó a sus vecinos 850 metros cuadrados que considera deberían formar parte de su parcela argumentando que se dieron por buenas referencias catastrales alteradas ilegalmente. “Es falso”, responden en el establecimiento.