Mientras durante el presente mes de agosto múltiples incendios asolan los bosques de diferentes zonas de la península ibérica, Bizkaia está por ahora exenta de fuegos forestales. Según los datos del mapa de riesgo de incendios forestales, que cada jornada actualiza la agencia vasca de meteorología, Euskalmet, durante todo este mes la posibilidad de estos siniestros en Bizkaia siempre ha sido muy baja, la escala menor de las seis previstas.Las razones son varias pero destaca sobre todo la ausencia de calor y de viento sur que se está sufriendo en Euskadi este verano, salvo contadas excepciones. Las apariciones esporádicas del sol, con el día de ayer suman cinco jornadas según Euskalmet, y unas temperaturas más propias de otoño que de agosto suponen un escenario inhóspito para que se generen llamas en los bosques.

Este año climático atípico que se está produciendo en Bizkaia se refleja en las estadísticas de la Diputación Foral, las cuales indican que en todo lo que lleva de verano y buena parte de la primavera, los bomberos forales no han registrado salidas para extinguir un incendio forestal de calado.

Otra causa para la ausencia de llamas en los bosques, zonas de pasto o áreas de arbustos es la estacionalidad que presentan estos fenómenos en el territorio. En verano, no toca. Estos desastres medioambientales se producen principalmente entre los meses de octubre a abril, ya que en la temporada de otoño-invierno una gran parte de la materia vegetal que componen la masa arbórea del territorio se encuentra seca por efecto de la parada vegetativa y las heladas.

Si a estas condiciones habituales se unen otras atípicas para esa época del año como elevadas temperaturas o vientos de componente sur, el riesgo de producirse fuegos se eleva considerablemente. Y en estas circunstancias, los responsables del Servicio Foral de Extinción de Incendios saben bien que el comportamiento del fuego casi siempre es rápido e intenso, lo que dificulta mucho acabar con las llamas y más si se generan en zonas boscosas de difícil acceso. Es lo que ocurrió con el último incendio forestal de proporciones importantes ocurrido a principios de marzo de 2019 en Muskiz. En esa ocasión se quemaron algo más de 110 hectáreas de bosque, la mitad de extensión de la de todos los incendios forestales que se produjeron ese año, un total de 47 siniestros.

Labor preventiva

Las estadísticas también indican que la labor preventiva que está efectuando la Diputación Foral, de la mano con el sector forestalista, está surtiendo efecto. 2018 fue el ejercicio en lo que va de siglo con menor presencia de incendios forestales al quedarse en 24 extinciones para una superficie que sumó solo 30,97 hectáreas. Una cantidad exigua, si se tiene en cuenta que Bizkaia acumula un total de 160.000 hectáreas de monte boscoso por lo que la superficie afectada por los incendios forestales se encuentra en mínimos técnicos, por debajo del 0,1% del terreno de zona forestal existente.

El año pasado la labor de los bomberos forales también fue escasa. Realizaron 36 intervenciones para apagar un total de 75,92 hectáreas de terreno y destaca el hecho de que en 25 de los fuegos forestales, la extensión quemada no llegó a la hectárea o lo que es lo mismo 10.000 metros cuadrados.

Otro elemento a tener en cuenta es la concienciación ciudadana y sobre todo la de los baserritarras que antes quemaban muchos restos de sus producciones antes de llegar la primavera con lo que de riesgo de fuego implicaba. En este sentido, la tramitación de los correspondientes permisos de quema bajo autorización administrativa de la Diputación, han servido en los últimos años para evitar los incendios forestales limitando la concesión de dichos permisos en función de las condiciones climatológicas existentes en cada fecha.