Al menos cinco casos de fiebre Q han sido detectados en las cuevas de Baltzola por el departamento de Salud del Gobierno vasco desde el pasado mes de diciembre, casi todos ellos padecidos por escaladores, colectivo que utiliza el interior de estas oquedades para entrenar a lo largo de todo el año.

El brote de esta enfermedad obligó este viernes a clausurar el acceso a este espacio natural ubicado en Dima y muy visitado también por familias y excursionistas en jornadas festivas como ocurrió la pasada Semana Santa.

Según indicó ayer a DEIA el alcalde de la localidad, Josu Gorospe, fue "el viernes a la mañana cuando recibimos un email del departamento de Salud del Gobierno vasco indicándonos que procediéramos al cierre por la aparición de los casos de fiebre Q". Por ello se han colocado carteles indicadores en los dos accesos a este conjunto cárstico, desde la zona de Indusi y desde la ermita de San Lorenzo.

Esta enfermedad es una infección producida por un germen llamado Coxiella burnetti que se encuentra en algunos animales, generalmente vacas, ovejas o cabras. Este organismo puede ser esparcido por el viento e inhalado llegando a los pulmones, vía a través de la cual se contrae la enfermedad con mayor frecuencia. La infección aguda se caracteriza en el ser humano por fiebre, dolor de cabeza y muscular, acompañados de infección pulmonar y afectación del hígado.

Según indicó el primer edil "en principio, no se sabía lo que tenían los escaladores afectados hasta que se detectó que era esta fiebre y que podía ser originaria del lugar donde entrenan". Las cuevas de Baltzola llevan décadas siendo escenario de la preparación de decenas de escaladores, los cuales han sembrado sus paredes y techumbre de anclajes para sus recorridos en vertical y horizontal.

Refugio de ganado

La dirección de Salud Pública está investigando cuál es la causa exacta del brote aunque Josu Gorospe indicó ayer a este periódico que "es posible que el origen pueda venir de los animales que andan libres por la zona, los cuales se refugian en las cuevas donde hacen sus necesidades y dejan restos".

Mientras se trata de averiguar exactamente lo ocurrido "el espacio permanecerá clausurado hasta nueva orden", aseguró el alcalde en un horizonte de tiempo que de momento se desconoce. Especificó así mismo que "es posible que se tenga que desinfectar todo el lugar" una labor que habrá que determinar de quién es competencia. En los casos de fiebre Q que se detectaron años atrás en varios empleados de la planta de Tratamiento Mecánico Biológico (TMB) de Artigas fue la empresa quien procedió a la desinfección. Los dos últimos casos en la planta se detectaron el pasado mes de marzo.

Janire, una joven vizcaina aficionada a la escalada, visitó las cuevas de Baltzola precisamente el fin de semana pasado, aunque no es una de las zonas que más frecuenta. "Había bastante gente escalando y muchos, muchísimos visitantes", rememora. La noticia de los contagios la ha pillado totalmente por sorpresa. "No oímos comentar nada entre los aficionados que habíamos ido y tampoco nadie nos avisó de que hubiera pasado algo así. Estuvimos metiéndonos y arrastrándonos por las cuevas y nadie nos advirtió de ningún peligro. No había ningún cartel y, de hecho, estaba a tope de gente", explica.

"Aunque los casos hayan sido entre escaladores, se puede contagiar cualquier persona si, como parece, se transmite por el aire. La única diferencia es que nosotros sí tenemos más contacto directo con las superficies con las manos", reflexiona, todavía atónita por lo ocurrido. "Podían haber avisado de lo que estaba ocurriendo aunque también es verdad que hay muchas enfermedades y contagios por mil cosas y si a la mínima tuvieran que avisar... Menuda locura, ¿no?", plantea.