LEVAR a cabo una visita por el entorno de Orduña, por su plaza, por el centro de exposiciones (relato de gremios) y por su comercio histórico es la mejor forma de conocer el relato histórico que esconde esta ciudad. Pero sin duda, es su entorno natural y paisajístico, con la posibilidad de realizar numerosas actividades al aire libre el gran reclamo de Orduña para visitar esta Semana Santa.

Para no perderse ningún detalle y aprovechar al máximo los próximos días festivos, la Oficina de Turismo ha preparado, junto con el Área de Promoción Económica, la segunda edición del programa Eman Bostekoa Urduñari que recogerá del 1 al 11 de abril diversos planes turísticos al aire libre y relacionados con la naturaleza.

La programación se va a llevar a cabo con todas las medidas de seguridad sanitaria frente a la pandemia y precisamente por ello, el aforo será reducido y es necesario inscribirse previamente en cada una de las actividades, bien acudiendo a la Oficina de Turismo, llamando al número de teléfono 945384384 o escribiendo a la dirección de correo electrónico turismo@urduna.com

Las opciones son de lo más numerosas y diversas, incluyendo desde diferentes talleres de montaña, visitas guiadas a Txakolinería Gure Ahaleginak, visita a las trincheras de monte San Pedro-Askuren, salidas de observación de aves de Unza a la crestería del Nervión, entre otras, y todas ellas aparecen recogidas en el programa disponible en la web municipal www.ordunaturismo.com

Pinceladas históricas a su paso

La principal peculiaridad que ha definido históricamente la idiosincrasia de Orduña y la de sus gentes es que son tierras vizcaínas rodeadas por tierras alavesas y castellanas , convirtiendo el municipio en una isla geográfica.

Desde su fundación, en 1229, y hasta el siglo XIX, Orduña supuso un relevante enclave estratégico en el campo defensivo y para el tránsito comercial. Esta villa aduanera posee desde el S.XV el título de ciudad, lo que le convierte en la única vizcaína con ese rango. Ese famoso pasado ha dejado su impronta en su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Monumental desde 1997.

En tu visita a Orduña es imprescindible acercarse al Santuario de la Antigua, patrona de Orduña, y de Arrastaria, las aldeas con las que comparte el valle.

En honor a la patrona se celebran los Otxomaios y se bailan las entradillas, baile propio con el que Arrastaria le rinde homenaje.

Esta ferviente devoción hunde sus orígenes en la Edad Media y dio lugar a comienzos del siglo XX a la construcción de un monumento en su honor en la cumbre del Txarlazo. En el entorno de este emblemático santuario se ubicó el primigenio poblamiento orduñés, y es notorio su vínculo con creencias de origen pagano y mitológico.

El urbanismo medieval de Orduña es otro de los encantos de la localidad, en el que todas las calles confluyen en la Plaza de los Fueros, centro neurálgico de la ciudad que cobija arte de parte a parte en los techos de sus 'hastiales' o soportales. Una colección de 14 pinturas murales de renombrados autores que embellecen aún mas este emblemático espacio del Casco Histórico orduñés.

El casco urbano aún conserva algunos de los comercios centenarios que recuerdan la famosa repostería de generaciones predecesoras.

Pero una visita por Orduña no acaba en su núcleo urbano, ya que los alrededores permiten disfrutar de paisajes impresionantes, a la vez que accesibles. Este es el caso del nacimiento del Nervión, por Unzá, en Álava, con unas vistas espectaculares de toda la sierra o, del barranco de Tertanga, ofreciendo una visión muy impactante.

Lo que no cabe duda es que Orduña invita a evadirse entre la historia y la naturaleza, algo que podrás descubrir los próximos días festivos.

Esta villa aduanera posee desde el S. XV el título de ciudad, lo que le convierte en la única vizcaína con este rango