Nuevo sistema Trafikoa

Nuevo sistema Trafikoa

Son el gran hermano de las carreteras de Bizkaia; el ojo que ve cualquier incidencia que suceda en la red viaria, desde un incendio en un túnel hasta un vehículo en el arcén o un perro que se mete en la autopista, y que pone en marcha los protocolos para solucionarlo. La Diputación ha dado un paso de gigante para garantizar la seguridad de los usuarios de las vías más críticas del territorio, unificando la gestión de sus cuatro centros de control de tal forma que, en caso de que ocurra un problema en uno de ellos, cualquier de los otroS tres pueda asumir el mando en las carreteras que le corresponden. No hay que irse muy atrás en el tiempo; sucedió en la gran nevada del 28 de febrero de 2018, cuando algunos operadores no pudieron llegar a sus puestos por el colapso en las carreras.

Aunque la Diputación lleva cinco años trabajando en el proyecto, la pandemia del coronavirus llevó a darle el empujón definitivo y ya está operativo desde octubre. Imagínese la situación; en caso de confinamiento de sus trabajadores, por un positivo en un centro, el resto de operadores podrían gestionar también esa zona de carreteras desde otro centro e incluso lo podrían hacer desde sus casas, en remoto. "Con este nuevo sistema damos además un paso definitivo hacia el futuro de las carreteras inteligentes", ha avanzado además el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Imanol Pradales.

Cuatro centros de control vigilan los 150 kilómetros de red viaria de alta capacidad del territorio: los dos de cabecera son el del Peñaskal, que gestiona la Supersur y los túneles de Artxanda, y Malmasín, que se hace cargo de los tramos gratuitos de la A-8, los accesos a Bilbao, los corredor del Kadagua y Txorierri, las variantes de Ermua y Bermeo, y La Avanzada, entre otros. A ellos se suman Iurreta, desde el que se hace el seguimiento de loque ocurre en la AP-8, y Gerediaga, que hace lo propio en la variante hasta Elorrio.

Desde estos puntos, en los que trabajan 35 operadores en total, se vigila todo lo que ocurre en las carreteras más críticas del territorio, las de alta capacidad; esas que, pase lo que pase, deben seguir estando operativas. "Son los guardianes de las carreteras; ese cerebro que se ocupa de garantizar la seguridad y de que no haya problemas en la red viaria", lo ha definido gráficamente Pradales.

1.365 CÁMARAS

A través de un gigantesco videowall y gracias a las 1.365 cámaras distribuidas por todas las carreteras -468 móviles y 897 fijas-, ven lo que ocurre hasta en el último rincón de cada calzada y, en función de ello, adoptan las decisiones necesarias para que el tráfico siga fluyendo: cambiar la información que se ofrece a los conductores desde los paneles para alertarles de una balsa de agua, poner en rojo el semáforo de un túnel para cerrarlo porque se está generando caravana en su interior, modificar los límites máximos de velocidad en un tramo, lanzar un mensaje por megafonía, poner en marcha los ventiladores si se acumula humo en el interior de un túnel...

También desde aquí se dan las órdenes en el caso de que tenga que acudir una grúa, una ambulancia o un camión con sal porque se ha acumulado hielo en un punto de la red viaria. En palabras del diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, los centros de control de tráfico "son el centro neurálgico, el cerebro de un sistema que recibe información y emitiendo órdenes", colaborando también en la coordinación de las operaciones de auxilio en caso de accidentes o cualquier incidencia.

El problema es que cada centro era, hasta ahora, una especie de "isla" operativa, sin conexión informativa: cada uno se ocupaba de sus tramos de carreteras pero no era capaz de ver lo que estaba ocurriendo en el resto. "No había un acceso global a la información", ha advertido Pradales.

Además, al haber sido construidas las infraestructuras en diferentes momentos, cada una contaba con una tecnología diferente; sus protocolos ante cualquier incidente o situación de emergencia, si bien ajustados a normativa, era diferentes, y los costes de mantenimiento eran más elevados.

UNO PARA TODOS

El nuevo sistema Trafikoa ha permitido homogeneizar el sistema de gestión y monitorización de los 150 kilómetros de red de alta capacidad y los 39 túneles de las carreteras forales. Por una parte, se han unificado todos los protocolos, seleccionando las mejores prácticas de cada centro y, al monitorizarse toda la red, hoy en día se puede ver lo que ocurre en todas las carreteras desde cualquier centro de control. "Esto es muy importante, porque antes cada uno solo veía su trozo", ha subrayado el responsable foral.

La interoperabilidad también permite además asumir el control de un centro desde cualquier otro, "por ejemplo si ocurre un corte de luz que hace que se nos caiga el centro de Malmasín, Peñaskal podría ocuparse de sus tramos". Incluso en remoto; desde cualquier ordenador.

Ha sido un trabajo arduo, que se ha prolongado durante cinco años, y para el que la Diputación ha contado con el apoyo tecnológico de una pyme vizcaina. La llegada de la llegada de la pandemia, con sus limitaciones y condicionantes a la movilidad, llevó a dar el espaldarazo definitivo al proyecto, acelerándose su puesta en marcha con una última inyección de medio millón de euros de urgencia para que el sistema pudiera estar ya operativo en octubre. "Es un gran avance tecnológico para la gestión diaria de las carreteras de Bizkaia. Estamos creando un gran cerebro que permite gestionar toda la red con muchísima más seguridad que hasta ahora, ya que nos permite actuar de forma más eficiente y más rápida", ha finalizado Imanol Pradales.