Las situaciones excepcionales como la vivida en estos momentos, acostumbran a sacar el lado más excepcional, la parte más bella del ser humano. Son muchas las iniciativas que se llevan a cabo a lo largo de estos días, acciones que ponen de manifiesto que el hombre es un ser social y que, ante el aislamiento forzoso, es capaz de encontrar vías para que la comunidad muestre el cariño entre sus miembros. El de ayer no fue un día más en el barrio santurtziarra de Kabiezes. En el grupo Aurora Vildosola, una zona de bloques de viviendas comunicados entre sí por zonas ajardinadas, preparaban una celebración muy especial. Y es que, Erik, un vecino del entorno, cumplía 7 años.

Si vivir un aislamiento es una situación poco agradable, lo es más para un niño. La situación se agrava, cuando en mitad de ese encierro forzoso se celebra una fecha tan señalada como un cumpleaños. Erik no tuvo el abrazo de sus amigos, ni los besos ni carantoñas de algunos de sus allegados, pero, a cambio, recibió el inmenso cariño y apoyo de los que son sus vecinos. Carteles en las ventanas, globos en los balcones... La decoración estaba diseminada por varias viviendas de Aurora Vildosola, ventanas que, cada una de ellas, suponían un abrazo y una enorme felicitación para el pequeño Erik.

A mediodía, llegó el momento cumbre. Muchos vecinos salieron a sus ventanales y juntos cantaron el Zorionak zuri al pequeño, quien, entre la timidez y la emoción disfrutaba de un momento inolvidable. “Ha sido maravilloso, realmente precioso. Erik está muy contento y en ese momento se ha emocionado. No solo se ha emocionado él, sino que todos nos hemos emocionado. Ha sido impresionante, estoy agradecidísima”, señaló Ainara Vicente, la madre de Erik.

Cuando ella, el pasado domingo puso unos carteles animando a que los vecinos felicitasen a Erik, quien estaba un poco triste por no poder pasar un día tan especial con sus amigos, no pensó que su vecindario se iba a involucrar hasta tal punto. “Somos una barriada en la que tenemos mucho contacto entre los vecinos, tenemos un ambiente muy bueno. Pero cuando he visto todo lo que se ha generado he pensado: Madre mía, la que hemos liado”, indicó Ainara.

De esta manera, los vecinos de Aurora Vildosola dieron un giro de 180 grados a la situación. Lo que parecía que iba a ser un cumpleaños especial, por lo triste para Erik, se convirtió en una jornada que el pequeño jamás olvidará. “Este cumpleaños lo vamos a recordar siempre de una forma muy especial. Lo que podía ser su cumpleaños más triste se ha convertido en un día muy especial y muy bonito gracias a nuestros vecinos”, declaró la madre de Erik. Por todo ello, ayer por la tarde Erik disfrutó en su casa aún con el subidón del regalazo que le hicieron sus vecinos.

Los más pequeños son el auténtico motor de las familias y, muchos de ellos, llevan con resignación el hecho de tener que quedarse en casa. “Los niños se lo merecen todo porque no tienen ninguna culpa de esta situación que se ha dado. Además, creo que nos están dando una auténtica lección a los mayores”, aseguró Ainara. Son días complicados, son jornadas de incertidumbre, en las que, más que nunca, el valor de la comunidad, de hacer piña y de unirse -guardando la distancia de seguridad y cada uno desde su casa- son muy importantes. “Hay niños y niñas que cumplen años estos días y espero que, ojalá, puedan vivir lo que ha vivido Erik. Merecen que su cumpleaños sea especial, así que animo a sus aitas a que empapelen la calle y a la ciudadanía a que ayude a hacerles ese día más alegre”, concluyó Ainara, la madre de Erik, el niño santurtziarra que ayer vivió su cumpleaños más especial.