Ziortza-Bolibar - Bizkaia libra una lucha sin cuartel desde mediados del pasado abril contra la banda marrón y la banda roja, las enfermedades que dañan gravemente los pinos del herrialde. La Diputación Foral de Bizkaia, en una visita realizada ayer a un bosque de Ziortza-Bolibar, en Lea-Artibai, permitió ver el terreno ante el combate al que se enfrenta el sector forestal vizcaino, que este año ha cursado solicitudes para actuar de forma preventiva en 1.432 hectáreas de 232 propietarios. La batalla se ejecuta a ras de suelo, con un tractor que expande el tratamiento, respetando una distancia mínima de los núcleos de población y los puntos de agua de la red hidrográfica, toda vez que una resolución del Ministerio español de Agricultura, Pesca y Alimentación dictó la imposibilidad de hacerlo mediante fumigación aérea. La guerra, en todo caso, va para largo, ya que no será hasta “otoño o invierno” cuando se conozcan los resultados, si bien los técnicos auguran que la respuesta frente al mal de los pinos tendrá continuidad durante los próximos años.

La primera acometida experimental contra la enfermedad de los pinos acabará el 29 de julio, al menos en el caso de los propietarios forestales “que se han sumado a las tareas de forma voluntaria”, según Fernando Azurmendi, el asesor del Departamento foral de Sostenibilidad y Medio Natural. La técnica es de sobra conocida, si bien los resultados no se conocerán hasta dentro de unos meses. Tampoco alcanzará, ni de lejos, para aplicarla a la totalidad de la superficie afectada, que, según calculan desde el Gobierno vasco, actualmente alcanza a unas 35.000 muy afectadas y otras 60.000 afectadas de una manera u otra en la CAV. Sin embargo, es un paso adelante mientras que el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker, que coordina las tareas de las tres diputaciones forales, buscan a contrarreloj defenderse con otros métodos experimentales. Aunque el tratamiento preventivo es por ahora la única fórmula de tratar de parar los pies a una afección que ha traspasado las fronteras de Euskadi para invadir parte de la cornisa cantábrica.

“Los productos fitosanitarios derivados o con materia activa del óxido cuproso” son el único método que ha demostrado técnica y científicamente su efectividad para frenar el avance de la banda marrón en diversos países, como Nueva Zelanda. Y las actuaciones que se llevan a cabo en Bizkaia están delimitadas por una orden foral fechada el 27 de marzo “en la cual se identifica plenamente cuál es el condicionado al cual el propietario está sujeto para hacer el tratamiento”, señaló Azurmendi. “Incluso dosis, plazos, periodicidad y un protocolo que marca qué días podemos actuar e incluso la maquinaria a utilizar”, abundó Azurmendi. Terreno a terreno “y pese a la complejidad de las zonas afectada por la banda marrón -con terrenos de mucha pendiente y accesos complicados-, que dificultan las labores, se van realizando”. E incluso tratando de los aprovechamientos forestales “tengan el menor impacto a los afectados y que la industria transformadora vaya asimilando esa madera de forma ordenada, sin que se produzcan altibajos en el mercados”. Otra dificultad añadida es que “en Euskadi no hay empresas especializadas para realizar estos trabajos”, remarcó el gerente de la Asociación de Forestalistas de Bizkaia, Edu Rodríguez.

La entidad foral trabaja codo con codo para actuar “de manera coordinada” con el sector, “que agrupa a 3.150 propietarios” en el herrialde, si bien la cifra varía ostensiblemente según comarcas. Las zonas donde se realizarán las intervenciones, que no acabarán hasta finales de julio, han sido delimitadas en un plano de Bizkaia. Y más complejo si cabe que meter en los terrenos forestales un tractor que va esparciando el tratamiento mediante un fumigador está siendo coordinar las zonas a trabajar. Rodríguez explicó que “el tractor, dotado de un camión, esparce el producto con agua. Son cuatro litros de agua para tratar una hectárea y nebuliza mucho las gotas para llegar a la máxima de superficie foliar”.