Bilbao - Ocurre cada año por estas fechas. Genera escenas bucólicas y bellas, pero también riesgos y peligros en la ciudad. La caída otoñal de las hojas de los árboles en Bilbao está en pleno apogeo y esta semana, con la presencia de viento sur cálido y seco, apoyado en habituales ráfagas de viento, ha traído de cabeza a los servicios municipales. “El jueves fue un día duro y complicado”, reconocía el viernes, Marta Barco, directora de Servicios y Calidad de Vida del Ayuntamiento de Bilbao.
Los efectos del otoño marcan la actividad de la ciudad y del Ayuntamiento que se enfrenta cada estación a la caída de más de 481 toneladas de hojas en las calles y jardines de la villa durante noviembre y diciembre, los meses otoñales por antonomasia.
Supone que los servicios municipales de Limpieza, Parques y Jardines y Saneamiento tengan que recoger cada día de media más de 80.000 kilos de sobrantes naturales. Los que se llevan la peor parte son los operarios de limpieza. A ellos les toca recoger las alfombras amarillas, ocres y rojizas que se extienden en aceras y plazas y muchos días no dan abasto a pesar del refuerzo humano y material que se emplea.
A los 135 empleados de barrido manual y 34 barredoras que a diario mantienen aseada la villa se unen varios equipos de máquinas especiales con sus operarios durante los dos meses que la caída de la hoja causa más problemas. Por una parte, cinco barredoras recogen el material que previamente va amontonando por delante un operario con un soplador. Por otra, dos equipos especiales de recogida dotados cada uno con dos aspiradores de gran capacidad absorben miles de hojas por minuto. Después, todo lo recogido se traslada a contenedores especiales depositados previamente en las zonas más conflictivas para no colmatar los medios habituales de limpieza.
La directora municipal explica que pasan “varias veces por el mismo sitio durante el día para evitar la acumulación o la dispersión de las hojas y aún así jornadas de clima adverso no llegamos”. El viento y la lluvia son los peores enemigos de la ciudad en otoño. El primero porque desnuda más los árboles y dispersa la muda caída. La segunda porque provoca el pegado de las hojas a los pavimentos y aceras, con lo cual su retirada es más complicada, y además provoca que sean arrastradas hasta las arquetas generando atascos y problemas en el alcantarillado.
De retirar esta hojarasca y las pequeñas ramas que se generan se encargan específicamente los empleados de Saneamiento, igual que los de Parques y Jardines se emplean a fondo para acopiar los restos depositados en las zonas verdes de la villa. Es más, este último servicio ha modificado los tradicionales tiempos de la poda de los árboles adelantándolos a este mes “para evitar así que un porcentaje importante de las hojas aún en las ramas caigan a la vía pública y minimizar también los trabajos de recogida”, explica Marta Barco. Para hacer frente a la necesidad estacional, el servicio de Parques y Jardines utiliza además de herramienta manual, sopladoras, aspiradoras y los propios tractores de siega del césped que se reconvierten en modo de aspiración.
Prioridades Las zonas de mayor paso de transeúntes son las prioritarias a la hora de intervenir en días de mayor complicación y riesgo. De hecho, esos días se detraen equipos de otras zonas para actuar de urgencia. “Queremos garantizar la seguridad de las personas y los viales”, razona la directora, aunque ello suponga que el servicio de Limpieza reciba durante estas jornadas decenas de llamadas de vecinos quejándose por la presencia excesiva de restos arbóreos en las calles.
La responsable municipal entiende esas quejas y aporta una reflexión ante “la sensación generalizada que se tiene de que, con las hojas las calles están sucias”. Concreta que “durante estas semanas tenemos que convivir con la naturaleza que hemos querido tener todos en nuestra ciudad y deberíamos ser comprensivos e incluso amables con ella por la posibilidad que nos da de disfrutar de esos paisajes y colores”.
Y es que la variedad y cantidad de árboles que crecen en la villa despliegan unos vastos recursos otoñales. Son 35.000 los grandes vegetales que crecen en la capital vizcaina de los cuales 21.000 se ubican en jardines y parques y 14.000 en los alcorques que se alinean en aceras y avenidas. Un conjunto vegetal que además la componen en su mayoría ejemplares de hoja caduca. 82 de cada 100 las pierden cada año y la mitad de ellos son especies autóctonas.