La unión hace la fuerza. Es una máxima ya inventada que ayer se reflejó en la undécima edición de los premios Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak. La expuso Mirelur Santiago, que habló en representación de la iniciativa Eutsi Gogor, Danok Batera que aglutina a familias de niños y niñas con enfermedades raras y que se llevó una de las más emotivas ovaciones de la gala. Pero si algo demostró el evento celebrado ayer en el Hotel Silken Palacio Uribarren de Lekeitio, es que sus doce galardonados ejemplifican como pocos la fuerza que atesoran dos comarcas como Busturialdea y Lea-Artibai.
El deporte fue uno de los grandes protagonistas de la gala, cita que volvía a Lekeitio tres años después. Y fue su alcalde, Koldo Goitia, quien dio la bienvenida a los premiados. “El reconocimiento que se os hace a los agentes sociales y deportivos es el objetivo de estos premios”, apuntó, “si bien sois vosotros, los premiados, los que hacéis grandes a nuestras comarcas”, abundó. Por parte de DEIA, fue su adjunto a la dirección, Kike Santarén, quien dirigió unas palabras a una sala abarrotada. “La mirada hacia lo más cotidiano, lo más cercano, es una seña de identidad de nuestro periódico”, incidió, a la par que emplazó a los presentes a “continuar desarrollando” esas tareas por las que ayer fueron premiados.
Una vez hechas las presentaciones, los responsables de la residencia Biotz Sakratu Mundaka, representada por Edorta Renteria, sor Mari Carmen Bergaretxe, sor Milagros Alkorta y sor María Dolores Sansebastián, recogieron un galardón que pusieron en valor “porque somos una entidad que lleva 110 años en Mundaka”. Cariño y reconocimiento, por hacer llegar la solidaridad hacia las familias de menores con enfermedades raras, es lo que ha logrado de forma merecida Eutsi Gogor, Danok Batera en el poco tiempo que lleva funcionando. Sus representantes fueron Miren Lur Santiago, Idoia Cendoya, Yurdana Zuzaeta y Nerea Baraiazarra, que instaron a que la sanidad ayude a las necesidades de sus pequeños, “adaptando sus recursos disponibles”. Y es que “cualquiera puede sufrir una enfermedad rara; por lo que este proyecto tiene claro que seguirá en la lucha diaria”.
El minizoo de la Fundación Uribarren Abaroa también es ejemplo de una asistencia en condiciones, en este caso a las personas mayores. Esther Arrieta, Mari Luz Molinedo y Ramón Intxausti, tres de las cabezas pensantes de la instalación terapéuticas recogieron su premio. El siguiente aplauso, se lo llevó una asociación cultural de Busturia: Irrintzi Alai, el grupo de danzas local. Subió al estrado en los corazones de Ramón Uriagereka, Txusa Irujo, Iker Bilbao, Mikel Retolaza, Xabier Pedraza y Malen Treceño, que prometieron seguir con su trabajo en favor de “la cultura vasca”. De cultura, aunque en este caso enológica, sabe de sobra el que ayer fue el siguiente premiado. El sumiller Jon Andoni Rementeria, gernikarra con título de mejor nariz del Estado, agradeció el galardón confiando en “hacer el mejor papel posible” en el campeonato de Europa al que acudirá en 2020.
El deporte también tiene exponentes en la comarca, Urdaibai Eskubaloi Taldea cuenta con más de 350 jugadores y jugadoras en sus equipos. Fernando Egia, Jesús Cabriada, Josune Cercas, Mikel Velasco, Ane Egia e Irantzu Cabriada representaron a una entidad que hace años apostó por empastar los clubes de Mundaka y Bermeo. Otra muestra más de que a unión hace la fuerza. Sin abandonar las canchas, las pelotaris Olatz Arrizabalaga y Leire Etxaniz saben de sobra lo que es dar pasos en favor de la igualdad con el deporte como base. Pronto se enrolarán en el Laboral Kutxa Emakume Master Cup, en el que ambas confiaron en dar su mejor versión. A ello está acostumbrada Damaris Egurrola, que fue la octava premiada. Jugadora del Athletic, subcampeona del mundo sub-20, campeona de Europa sub-18... Su currículum está plagado de títulos, pero la de Gautegiz-Arteaga mantiene los pies en el suelo. “Espero seguir mejorando y ganar títulos con el Athletic”, señaló como meta para un futuro que se le antoja esplendoroso. El premio a las Madres Dominicas de Lekeitio, que llevan 650 años observando el día a día de una localidad en permanente transformación como Lekeitio, tuvo a otro representante eclesiástico como protagonista.
Benito Ansola, capellán del convento y perejil de algunas salsas lekeitiarras, recogió el galardón en nombre de unas mujeres “que han vivido la historia del pueblo”. Actualmente solo queda una monja nacida en la villa costera, pero según Ansola -que levantó las carcajadas del público- ello no es óbice para que “sepan las noticias del pueblo incluso antes que yo”.
El broche final llegó con dos instituciones bien asentadas en sus propios municipios. Echadas bien las raíces plantadas hace ahora dos décadas, el Museo de la Paz contribuye decididamente a expandir el nombre de Gernika, símbolo mundial de la reconciliación, en el mundo entero. El alcalde, José María Gorroño, la teniente de alcalde María Uribe y la directora del centro Iratxe Momoitio subieron al escenario para señalar, alto y claro, que la localidad foral seguirá apostando por la paz como eje de su día a día. Y qué decir de Isuntza... La Lekittara recibió el último premio con los protagonistas del ascenso a la Eusko Label Liga recibiendo el galardón. Al frente estaban el presidente Santi Zumaran y el entrenador, Osertz Aldai, quienes apuntaron a que el objetivo de la ilusionante campaña próxima será “competir. Y con gente de la casa”, ya que es una seña de los lekeitiarras.
Entre los que no se quisieron perder la gala de ayer dos estuvieron Bingen Zupiria, José Ramón Taranco, Jesús Anakabe -alcalde de Mendexa- o Garbiñe Sáenz de Buruaga, primera edil de Ispaster. Y el equipo de DEIA estuvo formado por Kike Hermosilla, Carlos Basterretxea, Josu Molinos, Ana Rementeria, Idoia Gutiérrez, Iñigo Aspiunza y Joana Pérez.