Bilbao - Desde hace ocho años, los bilbainos pueden contemplar verdaderas obras de arte a través de un cristal. Solo hay que pasear por las calles de la villa para darse cuenta de que sus pequeños comercios, distribuidos en diferentes puntos de la ciudad, derrochan creatividad. Todo se lo deben a los 75 alumnos de Bellas Artes que han sido los artífices de las obras de arte que participan en el programa Arteshop.
El viernes se conocieron los diez finalistas de esta octava edición y los comerciantes, orgullosos, mostraron ayer las grandes propuestas en una visita guiada acompañados del concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo, Xabier Ochandiano. Todos tienen algo en común: hacerse con el primer premio. “El primer año que participé gané el segundo premio y un año más tarde, el primero. Este año me conformo con el tercero”, confesó entre risas Lourdes Leoz, propietaria de la conocida paragüería Leoz ubicada en el centro del Casco Viejo.
Desde 2012, los estudiantes decoran con ilusión y mucho entusiasmo la paragüería de Leoz. “Creo que desde el primer día captan muy bien la idea del local”, explicaba. El sonido de la lluvia y la tormenta forman la banda sonora de su establecimiento. “Emilio Cordero, el autor de la intervención, se ha inspirado en el poema de Blas de Otero, Parece que llueve. En base a ello ha intentado meter dentro la lluvia por medio de unas bombillas rellenas de quinina y parece que tienen agua”, proseguía. Una apuesta diferente y, según confesaba, “son muchos los que entran y sacan vídeos alucinados”.
Juan Luis Primo, que regenta el establecimiento Ciclos Ferro, también fue protagonista ayer gracias a la obra Fluor que decora e ilumina su escaparate. “Estoy muy contento con el resultado. Como es una tienda de bicicletas es muy fácil de identificar y llama la atención. La gente se para mucho”, comentaba.
Además, las autoras de la obra, Inés Martínez y Elisa Moreno, se acercaron hasta el local ilusionadas por ser una de las diez finalistas de esta edición. “Decidimos poner luces de neón porque es llamativo y vistoso. Tenemos ilusión por ganar”, decían las jóvenes.
Con esperanza El escaparate de la Licorería Ruiz, ubicada en San Francisco, no estaba entre los diez finalistas, pero el 75 aniversario del establecimiento merecía una visita. “Es una tienda de generaciones y yo siempre procuro lanzar el mensaje de que hay que comprar en los pequeños comercios de la ciudad”, declaró el edil.
Allí se encontraban Rafa Ruiz, propietario del establecimiento, y María Granmontagne, una de las autoras de la obra. Es la primera vez que participan en Arteshop y la experiencia no ha podido ser más gratificante. “Les di carta libre. Yo solo les dije que me dedicaba a vender vinos y licores porque ellas son las que saben. El resultado es muy bonito y original. Quería hacer algo diferente con motivo del 75 aniversario y ya lo he conseguido”, decía Ruiz.
El vino y el bodegón son los elementos principales de este expositor y Granmontagne aseguró que desde el principio querían hacer algo performativo “no decorativo”. “Aunque no seamos finalistas todavía queda el voto del público así que tenemos posibilidades”, concluyó esperanzada la joven.