Bilbao - Menos personal y escasos clientes. Pese al caos vivido ayer por la mañana en el territorio vizcaino la inmensa mayoría de los comercios y grandes superficies pudieron abrir a la hora prevista; pero eso sí, en muchos casos hubo que improvisar y cambiar los turnos entre los propios empleados para garantizar así que las tiendas estuviesen abiertas a la hora. A mediodía la normalidad era la tónica dominante en una jornada en la que, sobre todo, por la mañana la gente evitó hacer compras. A excepción de algunas tiendas, situadas en los pueblos más apartados, la inmensa mayoría de los comercios fueron abriendo sus puertas a medida que los trabajadores llegaban a sus puestos. “Me tocaba turno de tarde y como vivo en Barakaldo he podido venir a pie y he abierto la tienda a las 10.15. Por la tarde tendré libre, que me viene bien ”, explicó a DEIA una dependienta de la tienda de regalos Ale-hop, ubicada en Max Center. Según explicaron fuentes del centro comercial, situada en la localidad fabril, las precipitaciones en forma de nieve no impidieron que los establecimientos levantaran la persiana poco a poco. Leire, dependienta de la tienda de ropa infantil Boboli, tuvo que cambiar su turno a una compañera que no pudo entrar a las 10.00 de la mañana por quedarse atrapada en un atasco en Arrigorriaga. “La pobre me ha llamado para decirme que no podía llegar a Barakaldo. Ha sido una locura. A primera hora, en la planta de arriba, muchas tiendas estaban cerradas. Los empleados se fueron incorporando a sus puestos de trabajo a medida que las carreteras y los servicios públicos retomaban la normalidad. “Ha costado, pero para las 11.30 horas la mayoría de las tiendas ya estaban abiertas”, comentaba el responsable de otra tienda de Max Center. Lo mismo sucedió en el resto de los centros comerciales de Bizkaia. Bilbondo, de Basauri, abrió sus puertas a las 10.00 de la mañana, pero según explicó su gerente, Eduardo Chapa, en una jornada inusual, con muy pocos clientes. “Como ha habido muy pocos clientes hemos compensado con los trabajadores y trabajadoras que no han podido incorporarse a la hora a sus puestos de trabajo. Es más fácil sustituir a las personas de almacenes que a los que se encargan de las cajas”, aseguró Chapa. Sin embargo, desde primeras horas de la mañana se organizaron los turnos para atender al poco número de personas que fueron allí a hacer las compras.

Algo parecido sucedió en Ballonti, ubicado en Portugalete. La situación fue normalizándose a medida que las precipitaciones en forma de nieve fueron remitiendo. “Algunos trabajadores se han tenido que incorporar más tarde de lo habitual, lo que ha propiciado algún retraso en la apertura de algunos establecimientos”, comentaron fuentes del centro comercial de Portugalete. Carmen, de Cosmetic Land, abrió la tienda a las 11.00 de la mañana. “En cuanto he visto que Enekuri estaba abierto he cogido el coche y he venido a Ballonti”, relató.

Aunque no fue una gran jornada de ventas, por la tarde los centros centros comerciales se llenaron de público, en su mayoría gente joven. “En Zubiarte ha sido una jornada de mucha gente. La ubicación ha animado a muchas personas a acercarse y disfrutar de la jornada sin clase”, aseguró el gerente, Óscar Valdivielso. La capital vizcaina se cubrió de una espesa capa de nieve que dejó a sus comerciantes también helados. Maite, responsables de una tienda de ropa del Casco Viejo de Bilbao abrió a su hora, pero la caja permaneció cerrada durante casi toda la mañana. “Hoy (por ayer) va a ser un desastre en todos los sentidos”, dijo. El asfalto gris de las Siete Calles se vistió de blanco y apenas se dejaron ver consumidores. “¿Con este frío quién se va a poner a comprar ropa y calzado de primavera?”, reflexionaba otra dependienta de una zapatería de Indautxu. En la Gran Vía también los establecimientos pudieron abrir sus puertas a la hora, aunque fueron también escasos los consumidores que se acercaron a comprar.

Los que sí trabajaron más de la cuenta a primera hora de la mañana fueron los bares situados en las inmediaciones de las estaciones de metro, ya que muchos viajeros optaron por tomarse un café mientras se disolvían las aglomeraciones.