Durango - Tras una década dedicándose en exclusiva a la artesanía, esta será su cuarta participación en la Euskal Denda, feria del sector artesanal vasco que se celebra de forma anual en Durango. No cabe duda que la durangarra Bea Unzueta vivirá de manera especial la edición de este año que dará inicio el miércoles y se alargará hasta el domingo. Y es que los organizadores del escaparate más importante de la artesanía de Euskal Herria, la asociación nacional de artesanos, recordarán a su padre, el cestero Juan Unzueta, fallecido el pasado 8 de octubre a los 93 años de edad. “Hasta los ochentaytantos estuvo activo y lo que siempre me transmitió en cuanto a cestería fue el amor y la pasión que tenía por su profesión”, puntualizó con cariño su hija, tercera generación de la saga familiar.

Desde niña, Bea mamó el mundo de la artesanía en casa. Fue su abuelo a principios del pasado siglo quien construyó la primera casa en la calle Larrasoloeta de Durango para montar el taller donde hoy Bea sigue trabajando. En aquellos años los cesteros trabajaban mucho para las minas y dada la gran demanda los hermanos de su abuelo abrieron un nuevo negocio en Ortuella que se cerró con el inicio de la guerra. A raíz de eso, el padre de Bea comenzó a trabajar con once años en Durango y hace cuatro décadas puso en marcha Artesanías Unzueta en la villa. Hoy, gracias a la colaboración de toda la familia, el negocio sigue abierto en la calle Kanpatorrosteta.

La presencia de la artesanía en su día a día hizo que rápidamente Bea se decantase por este mundo y estudió Artes Aplicadas en Logroño, Sevilla y Madrid. Consciente de que apenas quedaban artesanos como su padre y por miedo a que el oficio desapareciese, vio necesario tomar el relevo y dedicarse a ello. “Para vivir de esto te tiene que apasionar, además de meter muchas horas de trabajo”, aseguró la cestera, que se inspira en su padre para cada trabajo que realiza.

En la actualidad, Bea se ha convertido en una de las cesteras de moda en el panorama internacional. No en vano, la durangarra colabora con la firma Neosens y a partir de sus plataformas de castaño hechas a mano se elaborarán zapatos de lujo. Sus creaciones se venderán en tiendas exclusivas de todo el mundo ya que Tokyo, Alemania, Dinamarca y Holanda, entre otros países, se han interesado por el novedoso calzado.

En este sentido, cabe la posibilidad incluso de que Bea viaje a un centro comercial de Tokio a hacer una demostración in situ. “Es muy bonito porque ponen en valor tu trabajo. Hay en cartera unos mil pares pedidos, lo que supone dos mil tacones hechos uno a uno a mano, y tendré que contar con la ayuda de alguien para trabajar en equipo”, apuntó ilusionada la cestera, que se centrarán de lleno en el proyecto antes de navidades.

No cabe duda de que Bea, a sus 53 años, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Y es que además de los tacones, la cestera del siglo XXI realiza fundas para guardar los iPads, portátiles, cestas para la bicicleta, bolsos... También la reparación de sillas con el rejillado a mano se ha convertido en otra de las especialidades de la artesana que cuenta con numerosos encargados en este apartado.

Estos días está ilusionada con la cita anual de la Euskal Denda, feria que tendrá lugar del 6 al 10 de diciembre. Bajo el lema Bizitza ehunduz (Tejiendo la vida), en homenaje a su padre, la plaza del mercado de Durango acogerá una exposición de aquellos objetos a los que dio vida con sus manos. “A mi padre le he acompañado a muchísimas ferias y sé que él estaba orgulloso de que decidiera seguir su camino”.