Aritz Erdaide
Bermeo - Enrique Meñaka es un bermeotarra afincado en Gernika-Lumo con una mano prodigiosa para crear pequeñas obras de arte que ha bautizado como caritratos, dibujos que “ni son caricaturas, ni son retratos”, aunque tengan un poco de los dos. Un enamorado del dibujo en sus diferentes vertientes, pero sobre todo de aquella en la que se exageran los rasgos de la persona para crear un personaje fácilmente identificable.
Bermeo no será la Plaza Mayor de Madrid, donde a cada paso, quien la visita se topa con caricaturistas que en un momento plasman con gracia retratos en un lienzo. Aun así, tiene a su propio amante de este arte. Un arte que ha llevado a Enrique a pasar gran parte de su tiempo consigo mismo, con el lápiz entres las manos y la mente bien despierta.
Siempre he tenido una gran afición por el dibujo y he dibujado desde muy joven. Estudie para perito industrial mecánico y durante la carrera la asignatura de dibujo era importante, aunque con trazas más técnicas. “Pero el dibujo libre nunca lo he dejado”, relata el propio Meñaka, que ha sido autodidacta en su hobby. Si ha habido un género artístico que le ha despertado atracción han sido los retratos. Y dentro de ese apartado, las caricaturas, algo que muchas veces tiende a considerarse un arte naif, pero que para el bermeotarra “es algo serio”. Lo que más valora es que “con tres o cuatro trazos se consigue plasmar la misma personalidad de la persona que se está dibujando. Y eso tiene mérito”.
Según cuenta, al él le cuesta algún borrón conseguirlo, aunque le gusta fijarse en los trabajos de otros caricaturistas que publican en distintos periódicos. “Los guardo todos porque me da una gran envidia su forma y salero para dibujar”.
El artista no ha llegado a vender sus obras aunque sí que tiene una especial ilusión en poder llevar a cabo una exposición. Por ahora su obra más pública es la que tienen expuesta en su txoko gernikarra de Bake Leku. “Con motivo del 50 aniversario de la sociedad, hace dos años, le pregunté al presidente si íbamos a organizar algo y le propuse una exposición de caricaturas ya que tenía un buen montón de dibujos”, relata Meñaka. La idea gustó y, por ello, “comencé a retratar a todos los componentes del txoko. En un mes reuní las fotografías de todos y ahora cuelgan en un lugar de honor en el comedor”, se enorgullece.
A la hora de ponerse a trabajar prefiere tener un referente fotográfico antes que a un modelo, porque se le hace más fácil la labor. “Lo que pasa es que cuando tienes a la persona delante, aunque lo he hecho muchas veces, mientras pintas empiezan a mirar, te van preguntando a ver si vas a ponerle esa nariz, o esas orejas...” y con esa presión, la obra puede ver alterado su aspecto final.
Los bocetos los hace a lápiz, algo que le permite rectificar algún trazo si no le convence y una vez obtenido un resultado convincente repasa con rotulador. Si se decide a dar color a sus obras apuesta por los tonos pastel, aunque también usa acuarelas. “Antes dibujaba carteles para los eventos del txoko, pero ahora con ordenador te lo hacen todo muy rápido y queda muy bonito”, relata.
Para Meñaka, si hay un aspecto clave a la hora de dibujar las caricaturas es la mirada del personaje que se quiere plasmar sobre el papel: “la parte que más expresión tiene y el más importante a la hora de que se parezca a la persona son los ojos. Si a un dibujo le cambias solo los ojos, cambia totalmente, es otra persona”, detalla. Para comprobar si el resultado final es fiel a la realidad suele jugar con la mirada precisamente “la complexión de la cara cuenta mucho, pero alguna vez he probado a dibujar una caricatura y al acabar he jugado cambiando la forma de los ojos”.
La habilidad de Enrique Meñaka no se centra solo en las caricaturas que dibuja, ya que también se ha embarcado en otras labores como la decoración de alguna obra teatral representada por la compañía de actores y actrices aficionados de Gernika-Lumo o los complementos para la celebración del 650 aniversario de la fundación de la villa llevados a cabo este año. “En la localidad hay un grupo de teatro aficionado y su directora alguna vez me ha pedido pintar los decorados como, por ejemplo, una fuente de dos metros o un cuadro con la instantánea de la plaza de un pueblo”, narra.
Fundación de la villa “El último encargo que me han pedido ha sido pintar los escudos para la representación del 650 aniversario de la fundación de la villa. Un escudo de más de un metro con el dibujo que aparece en el cuadro del besamanos que esta en la Casa de Juntas”. Una labor desinteresada que ve compensada por la acogida que tienen sus creaciones entre las personas no solo que salen reflejadas en sus dibujos, si no en todas aquellas que las observan y disfrutan de ellas.