Zalla - Es 28 de enero. Tal día como hoy en 2015, en el núcleo urbano de Aranguren, el segundo más poblado de Zalla, no imaginaban que estaban a punto de sufrir las peores inundaciones que allí se recuerdan en décadas. “Estamos acostumbrados a los sustos del Kadagua, pero nunca lo habíamos visto con tanta fuerza, corriendo por las calles”, recuerda Víctor Gómez, presidente de Aranguren Aurrera. La agrupación cultural saca la cara más amable del río en un descenso en piragua que es una de las actividades más destacadas de la zona.
El 30 de enero es una fecha que no olvidan.
-No. Me acuerdo del caos y la sorpresa de la gente. A primera hora de la tarde ya empezamos a intuir que aquello se salía de lo normal y nuestros peores temores se confirmaron. Dentro de todo, me quedo con la colaboración entre los vecinos en esos momentos.
Aranguren está señalado como uno de los puntos más sensibles a las crecidas.
-Es el primer lugar del término municipal de Zalla donde se desborda el Kadagua. Concretamente, en Ojivar, donde existen un caserío y huertas.
Desde la asociación intentan utilizar el río como vehículo de ocio.
-Claro, porque también hay que mimarlo un poco. Por eso, organizamos el descenso del Kadagua en piragua entre el área recreativa de Bolunburu y Aranguren. El año pasado batimos el récord de la prueba con 250 personas y la próxima edición se celebrará el 6 de mayo. En Aranguren Aurrera creemos que es muy importante resucitar la actividad cultural.
Y, sin embargo, ha elegido tomar la fotografía en el antiguo matadero, que ahora acoge locales de asociaciones. ¿Qué representa?
-Está cargado de pasado, presente y futuro en Aranguren. Yo lo conocí en funcionamiento como uno de los mataderos importantes en Enkarterri. Además, resulta muy simbólico que, según cuentan los mayores, murieran aquí cinco delegados sindicales de la papelera durante la Guerra Civil
Ha nombrado la papelera. ¿Marcó un antes y un después?
-Por supuesto, cambió la vida en Aranguren. Antes de que se implantara, solo había caseríos, una casa torre que fue demolida para levantar una torre de alta tensión, el río y una tierra muy fértil. Existía una instalación anterior, pero cuando la papelera despegó, a partir de 1901, se construyeron viviendas y comenzó a venir gente de toda España, gente a trabajar. Su aportación procede de dos vías: la inyección económica a las familias y la inmigración, que enriquece social y culturalmente a cualquier sociedad. Aranguren se convirtió en el núcleo potente de Zalla. Llegamos a tener funcionando a la vez trece o catorce bares, cuatro carnicerías, dos pescaderías, tres supermercados, escuela? Resistimos, pero hemos sufrido unos cuantos varapalos.
¿Cómo cuáles?
-Uno de ellos, cuando cerró la escuela. Un pueblo sin escuela empieza a correr peligro de dejar de ser pueblo. En el recinto se establecieron después la escuela de idiomas y la Mancomunidad. La haurreskola funciona en otro local. Necesitamos servicios que hagan que la gente venga, se tome un café y socialice en Aranguren. Por eso, cuando nos enteramos del traslado del KZgunea a Longar nos llevamos un disgusto horroroso.
Las fiestas ofrecen el marco perfecto para eso. ¿Qué eventos no se pueden perder?
-Aquí se celebran las fiestas de San Juan y La Inmaculada, carnavales, el descenso en piragua y una cabalgata de Reyes. Las mismas personas estamos mezcladas en distintas asociaciones. Yo mismo pertenezco a Aranguren Aurrera, Ibaiguren y Mendialde Elkartea, un grupo gastronómico de los más antiguos del municipio. También hay equipo de fútbol, sociedad micológica o un centro ecuestre. En cuanto a población, rondamos las 2.000 personas. Destacaría como algo positivo que se está recuperando el poteo de las cuadrillas por los bares. Y podemos presumir de un referente culinario conocido también fuera de Enkarterri: el restaurante El Porrón.
Nos acaba de interrumpir el ruido del tren. En Aranguren están casi cercados por los pasos a nivel.
-Como en otras localidades de Enkarterri, en ese aspecto esto es la jungla. Los niños aprenden desde pequeños a convivir con pasos a nivel, barreras, carreteras y cruces y, hasta hace poco, sin pasos de cebra. Zalla cuenta con más de 35 pasos a nivel, muchos de ellos en Aranguren: confluyen la línea de mercancías, la de pasajeros hacia Balmaseda y Bilbao y el nudo de conexión con los servicios a Santander, lo que indica que la actividad industrial se centralizaba aquí.
Y así lo refleja el callejero.
-Hay calles dedicadas a Consuelo Robredo, una maestra muy querida en Aranguren, y Nicolás María Urgoiti, fundador de Papelera Española. Otra de las principales arterias se llama Avenida de los trabajadores, precisamente en recuerdo de los empleados de la fábrica que se desplazaban en bicicleta con su txapela, sus pinzas en los pantalones y su buzo. Cuando se representó la historia de Zalla en 1995 yo fui uno de los vecinos que recrearon aquella escena y fue una experiencia inolvidable.
Presidente de la Asociación cultural Aranguren Aurrera