Santurtzi - Lo que hasta hace menos de semana era un comedor donde se atendían grandes comidas y cenas, es ahora un pequeño gran rastrillo al que cualquiera puede acceder para comprar desde bebidas y hasta mostradores pasando por vajillas. Esta es la situación a la que ha llegado el restaurante Kai Alde de Santurtzi acuciado por la dramática situación económica que vive. Tanto es así que este particular mercadillo será la última acción que se realizará entre las cuatro paredes del local antes de que se entreguen las llaves al propietario del local el próximo día 31. Lo recaudado en este rastrillo servirá para pagar las nóminas de este mes a los seis empleados del local y para paliar parte de las deudas que acumula el restaurante.
La decisión de organizar este mercado para tratar de recaudar fondos que palien ligeramente la situación que vive este restaurante fue tomada el pasado viernes. “Cuando llegamos al restaurante planteamos al personal la situación que vive el negocio, que no podríamos pagarles las nóminas de enero. Surgió esta idea y, entre todos, decidimos no seguir hasta final de mes y aprovechar estos días que nos quedan para vender todos los enseres y productos que tenemos en el inventario”, aseguraron desde la gerencia del emblemático local.
“Los jefes se han portado muy bien con nosotros dentro de lo dramática que es la situación”, explicaron Juankar y Bittor, dos de los seis trabajadores del restaurante. De este modo, el personal ya está siendo asesorado por un sindicato para tratar de resolver la relación contractual que les une con la empresa. El personal y la gerencia del local se han movido con celeridad y ya han creado una página en Facebook publicitando este mercadillo que puede servir de ayuda inmediata para la plantilla, cuyo futuro es toda una incógnita. Muestra de ello es Bittor, quien con 58 años y tras cuatro décadas tras la barra de este local, es posible que se vea abocado a engrosar las listas de Lanbide. “Me da muchísima pena todo esto porque van a quedar atrás 40 años de trabajo. Lo peor de todo es que a ver dónde voy a trabajar yo ahora”, señalaba este trabajador.
Futuro del local Con el cierre de este negocio también queda en el aire el futuro de este local en el que está previsto que se hagan unas obras de remodelación y modernización. Por todo ello, estaba previsto que se ejecutase un ERE temporal de dos meses de duración para la plantilla de Kai Alde que por desgracia para estas seis familias quedará en papel mojado y se ha convertido en un cierre definitivo. Además, el contrato de arrendamiento entre los actuales gerentes de este restaurante que se puso en marcha en 1943 y los arrendatarios del local expira en el mes de mayo. A partir de esa fecha y con las obras de remodelación, presumiblemente, ya acabadas, llegará una nueva etapa para el local que pasará de servir menús a recibir a interesados para su alquiler. “De momento, la venta de lo que tenemos en inventario está yendo bien, algo es algo”, señaló Juankar, uno de los trabajadores que está viviendo, los que, por el momento, serán los últimos días de este clásico de la restauración santurtziarra.