Durango - Los hechos ocurrieron en Durango cuando el animal paseaba por la zona de Santanoste, en los jardines próximos a la sociedad gastronómica Kili-Kolo. Amy correteaba por el verde y volvió a la misma zona donde la noche anterior estuvo olisqueando con insistencia.
¿Cómo recuerda aquél día?
-Estábamos paseando donde solíamos hacerlo habitualmente y, como era una zona que conocía, la solté para que hiciera sus cosas tranquilamente. Fue entonces cuando me acerqué y tenía la boca llena de salchichas con alfileres. Amy se tragó una y conseguí que tirara el resto. Cogí varias salchichas que encontré en la zona, las dejé en comisaría y me marché disparada al veterinario.
¿Qué le dijeron?
-La radiografía mostraba dos clavos en su cuerpo: uno en el estomago y otro en la zona del intestino. Tuvimos mucha suerte porque Amy no tuvo que pasar por quirófano. La salchicha tenía ocho alfileres y en la radiografía se veían perfectamente. Con una dieta especial rica en fibra pudo expulsarlos y recuperarse poco a poco.
¿Tuvo miedo a partir de entonces a la hora de pasear a su perra?
-Recuerdo que un tiempo estuve obsesionada y no podía evitar mirar continuamente por cada sitio que pasábamos. Mi perra fue la segunda que sufrió este tipo de ataque después de que Parche lo sufriera unos días antes. El miedo y la preocupación por nuestros perros se trasladaron a todo Durango porque donde me pasó era una zona muy frecuentada por muchos dueños. Además se encuentra muy cerca del parque de Tabira, ubicación donde se produjo el primer ataque y una zona también muy frecuentada por los perros y sus dueños.
¿Ha superado ese miedo?
-No puedo evitar acordarme de vez en cuando de lo que vivimos aquel día. Me vuelven esos pensamientos sobre todo cuando veo a Amy comiendo algo del suelo. También es verdad que como en Durango no ha vuelto a pasar parece que la gente está bastante más tranquila, pero hay que estar siempre muy pendientes de lo que comen los animales.
¿Qué se puede hacer para controlar estos ataques?
-Pienso que es prácticamente imposible controlarlos. Cuando denuncié lo ocurrido, la Ertzain-tza estuvo un tiempo vigilando los parques y jardines del pueblo para ver si encontraban al autor de los hechos. Pienso que si las salchichas las pone a la madrugada es muy difícil que alguien pueda pillarle.
¿Qué le diría a la persona que depositó las salchichas con alfileres?
-Mi perra es mi niña y es como si intentas matar a mi hija. ¿Qué haría cualquier padre si intentan matar a su hijo? Eso es lo que tiene que pensar toda la gente. Amy es parte de mi familia y tengo claro que al que le hizo esto le daría de su propia medicina y le haría tragar esas salchichas.
¿Qué espera a partir de ahora?
-Que no tengamos que vivir más ataques de este tipo y sobre todo que la ley sea contundente con esta gentuza. Lo único que quiero es seguir disfrutando de la compañía de mis perros.