Desde la pequeña localidad navarra de Moretin, el difunto Antonio Fernández llegó en los años 60 a Bilbao, junto a su mujer y tres hijos. Relacionado como estaba con el mundo de la hostelería, enseguida se le ocurrió la idea de abrir una cantina: el bar Lizarra, ubicado en la plaza de la Encarnación de Atxuri, que ahora cumple su cincuenta aniversario. De generación en generación, la taberna ha permanecido en manos de la misma familia y, a día de hoy, son los nietos de Antonio los que la regentan, bajo la atenta mirada Veremundo, su progenitor. “Cuando se abrió el 26 de marzo de 1965 tenía 18 años, he pasado toda mi vida en este bar”, cuenta orgulloso Veremundo Fernández. “En un principio dudamos entre varios nombres de toponimia navarra, entre ellos Iruña o Urbasa, pero no nos dejaron, así que finalmente optamos por Lizarra”, dice el patriarca de la familia, quien en 2002 pasó el testigo del bar a Oscar, Feli y Leire, tercera generación de la familia Fernández.
¿Ustedes se habrán criado en el bar, verdad? “Sí, aunque también íbamos a la escuela”, responde Óscar, el primogénito, con socarronería. “Si hubiera sido una zapatería quizás habría sido otra cosa”, reconoce. “Han mamado desde pequeños la hostelería”, añade su padre, sentado a su lado. El cambio generacional se dio con total naturalidad. “Sin perder lo clásico, hemos intentado renovarnos, porque la clientela cambia. El vaso gordo y el pellejo han pasado a la historia”, cuenta Veremundo, antes de explicar que lo más demandado ahora es la cerveza y el café.
Según los hosteleros, ahora es un bar con más luz, donde también ofrecen otros servicios a través del puesto de Loterías y Apuestas del Estado que poseen desde hace casi una década. “En 2009 repartimos el máximo premio de la quiniela, de 185.395 euros”, detallan. Hasta hace unos años, además, el Lizarra también funcionaba como restaurante. “Hemos despachado toneladas de alubias”, rememora Veremundo que cuando puede sigue echando un cable a sus hijos, igual que su mujer, María Pilar.
El tránsito de transeúntes en Atxuri es otra de las modificaciones que mencionan respecto a los principales cambios de las últimas décadas. La peatonalización de la plaza de la Encarnación ayudó sobremanera a dar vida a la zona. Desde entonces, es habitual que la terraza del bar Lizarra luzca llena de clientes. “Hasta hace poco era un bar de barrio, pero desde que inauguraron el Gran Hotel Bilbao se acercan clientes de todas partes”, explica Óscar. Además, los eventos deportivos tales como las carreras ciclistas, así como el tránsito del polideportivo de Atxuri ha aumentado la clientela. “En las últimas décadas ha aumentado un 20% el número de población en el barrio”, considera el primogénito. “La gente nos va a recordar porque es un punto de partida para empezar la jornada”, considera Óscar, antes de recordar la década más oscura de la historia de la taberna, a partir de las inundaciones de 1983, que no pasaron inadvertidas para la taberna debido a su cercanía con la ría. “Tenemos una placa en la fachada del bar, donde marca hasta dónde llegó el agua”, dice Veremundo. Con vigas de madera, el bar Lizarra mantiene su decoración prácticamente intacta.
En sus cincuenta años de vida, entre los clientes célebres que han llegado hasta el bar Lizarra, Veremundo recuerda el paso de Paulino Uzcudun, el boxeador guipuzcoano que hizo historia al convertirse en tres ocasiones campeón de Europa de los pesos pesados. “Medía casi dos metros de altura, le serví en una ocasión, cuando tenía alrededor de 80 años”, rememora. Sin embargo, para la celebración del aniversario, que se llevó a cabo el pasado jueves con un lunch y sorteos de regalos, nada mejor que celebrarlo en familia y con los amigos de siempre, consideran padre e hijo.