FUE una noche, como no podía ser de otra manera, celebrada en buena ley. No por nada la Sociedad Bilbaina se convirtió en un estrado para el desahogo de los hombres y mujeres que durante estos días celebran el congreso general de la Federación de Colegios de Abogados de Europa (FBE) que va a vivir estos días una escena olímpica: el cambio de testigo en una carrera de relevos. Así, su último presidente, Michael Auer, entrega las credenciales a su sucesor, Nazario Oleaga, que será el nuevo capo di tutti capi de la abogacía continental a la conclusión de este encuentro.
Pero más allá del travase de poderes y las cuestiones en debate -los Derechos Humanos en la empresa y los negocios, la anticorrupción y la transparencia y el llamado Derecho colaborativo entre otras...-, la cena tuvo un efecto descompresor brindándoles a los asistentes un tiempo de encuentros sin asfixias. A la cita no faltaron, además de los presentes, el Decano del Colegio de Abogados de Bizkaia, Carlos Fuentenebro; el alcalde, Ibon Areso, Mariano Gómez; el Fiscal del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Calparsoro; el secretario general saliente, Javier Diago, Antonio José Perdices o Christoph Munz, tesorero de la casa.
Entre ellos se movió el gerente de la Sociedad Bilbaina, Manu Suárez, atento a cualquier detalle, expresidentes como Jozef Van der Perre, Mirko Ros, Rod Mole o Michael Cosgrave; Jon Larrea, Michele Lucherini, Enrico Lottanza, Ana Guzmán, Amagoia Obieta, Aitzol Asla, Abdelaziz Essid, Sylvie Pastor, Sara Chandler, Ignacio Delgado y un buen número de letrados que trabajan en pos de una justicia más alcanzable, más universal.