DOMINGO soleado y sin la insuperable competencia de la feria de la capital de Bizkaia. Con esas premisas, el Santo Tomás lekeitiarra registró ayer las mejores cifras, tanto de ventas como de asistencia, que se recuerden en la villa costera en muchos años. Todo ello contribuyó, además, a animar el ambiente festivo que tuvo su reflejo en las txosnas instaladas para la ocasión, que bullían de actividad durante una mañana ferial que contó con 44 puestos y medio centenar de cabezas de ganado que mostraron la actual situación del sector primario de Lea Artibai.

La climatología siempre ha sido primordial en el mundo baserritarra, tanto para la siembra y el crecimiento como para la recolecta de los productos. Pero tampoco hay que olvidar que en las actividades de venta o de promoción, como son este tipo de ferias, un día soleado siempre es bienvenido. “Ha venido más gente que nunca y las ventas han ido muy bien, sobre todo la alubia y el puerro”, explicó Alejandro Arrieta, un buen termómetro de la feria, no en vano ha resultado ganador de incontables premios al mejor puesto hortofrutícola en una cita en la villa costera que permite ver lo mejor del mundo del agro a las puertas misma del mar. El markinarra se ha quedado sin premio en esta edición -algo que encajó con deportividad y buen humor-, que ha recaído en manos de la amorotoarra Itziar Kortabitarte.

“Ha habido más gente que nunca, y claro, más posibilidades de vender”, evidenció tras recibir el galardón, y antes de correr hacia su puesto donde dejó sola a una compañera cuando más gente iba para felicitarle y comprar unos productos merecedores de premio. “Te da buena fama y posibilidad de vender más en otras ocasiones”, se congratulaba Kortabitarte.

Aún a falta de un recuento oficial de asistencia o de ventas, lo cierto es que solamente reparando en el mayor número de puestos de venta, la feria de ayer fue la más grande de los últimos tiempos en Lekeitio. Los 44 puntos de venta instalados -seis de productos derivados del pato, cinco de quesos, tres de cerdo, tres de artesanos, once hortofrutícolas, dos de conservas, uno de conservas de caracol, uno de pulpo, cuatro de panes y pasteles, uno de mermeladas y otro de plantas- y las ocho txosnas donde reponer fuerzas avalan el crecimiento de la cita.

Una cita ferial que, además de servir para que los baserritarras realicen la venta directa, puedan, “de paso, promocionar los mismos productos de calidad que también se venden a diario en la plaza del mercado”, resaltó el concejal de desarrollo económico lekeitiarra, Edriga Aranburu. “A ver si sirve para concienciar de ello a la gente”. Tampoco faltaron los habituales animales de exposición, de los que ha existido una mayor variedad. “El objetivo es mostrar, más que vender, los animales propios de los caseríos de la comarca”.

Fieles a Lekeitio El edil asumió que la feria de Lekeitio no compite con la de Bilbao, aunque reconoció que el retraso hasta hoy de la feria en la capital del herrialde “ha facilitado que gente que hubiera ido allí esté aquí, y no hablo solo de público, también de productores”, apuntó. Muchos de ellos son fieles, como los patés de Iparralde, que “quieren estar siempre aquí”; pero ayer hubo una mayor oferta.

Un ejemplo de ello son los hermanos Muniozguren, productores desde 2013 del queso de cabra Larruz. “El año pasado nos tuvimos que dividir, mi hermano Ibai fue a Bilbao y yo estuve aquí. Tuve mucho trabajo pero este año, pese a estar dos, al haber más gente, también andamos a tope”, relató Gorka Muniozguren. Con la vendeja separada para lucir hoy en Bilbao, los markinarras, sin embargo, aseguraron haber llevado el acopio “suficiente para abastecer a la comarca de Lea Artibai”.

Al contrario que en ediciones anteriores, donde el frío y la lluvia han contribuido a desangelar la plaza de la Independencia, esta lucía ayer ordenadamente abarrotada de gente, destacando la cola de espera para acceder a los talos. “Este año está más ordenada, que fue uno de los fallos de años anteriores, ya que obstaculizaban el paso. También hemos mejorado la ubicación de los vendedores ambulantes y el ánimo desde la megafonía”, enumeró el concejal. De cara al año que viene ya se anuncian mejoras, como permitir el acceso a los puestos a los alumnos de los centro de enseñanza, y que puedan mostrar los frutos de su trabajo en las actividades de horticultura.

Tras abrir sus puertas a las 10.00 de la mañana, el impulso de la feria fue cediendo, a medida que se acercaba el mediodía, al ansia de fiesta. Las ocho txosnas instaladas tuvieron un papel primordial. “Este año los colegios y agrupaciones han querido participar en la feria; sirve para obtener un poco de dinero, pero sobre todo es un buen escaparate para que se note su presencia y la actividad que desarrollan”, agradeció Aranburu.