Una academia de Bilbao deja en la calle a 300 alumnos con la matrícula pagada
El centro, que preparaba a opositores, ha cerrado y su propietario está desaparecido desde el final de las vacaciones
BILBAO - El propietario de la academia Formación Continua Profesional, ubicada en la calle Licenciado Poza 77 de Bilbao, no responde a las llamadas de sus alumnos. Tras cobrar a cada estudiante una media de 1.800 euros, el dueño del centro que corresponde a las iniciales A. V. decidió echar la persiana y dejar a cerca de 300 alumnos en la calle, con la matrícula pagada y sin clases.
No es la primera vez que ocurre. El escándalo de Opening, en 2002, fue sin duda el más llamativo por la cantidad de centros repartidos por toda la geografía del Estado y el abultado número de afectados. Volvió a ocurrir en 2009 con la academia Argi y en 2012 con Edutek.
Ahora la historia se repite con Formación Continua Profesional. En la cristalera de su sede hay un cartel donde se informa de que “la academia permanecerá cerrada julio y agosto”. Pero, en la recta final de septiembre todavía no han vuelto. Y tampoco dan señales de vida, algo que indigna y preocupa a los afectados que no piensan parar hasta recuperar su dinero. De hecho, ahora se están organizando como grupo de afectados y mañana acudirán a interponer una denuncia por estafa o incumplimiento de contrato (cada afectado lo decidirá).
Sandra Cañadas, Iñaki Pellón y Sonia Blázquez son tres de los 300 afectados. “Cuando me enteré del cierre estuve muchas noches sin poder dormir. Estoy indignada. Se han reído de todos nosotros a la cara”. Así de rotunda se muestra Sonia, que desde hace un año está pagando los 1.750 euros del curso -lo ha financiado- por unas clases que ya no tendrá.
Estafa Su historia se remonta a septiembre de 2013 cuando Sonia, que se está preparando para las oposiciones de Policía Nacional, decidió inscribirse en esta academia para opositar. Para ello, tenía que pagar los citados 1.750 euros que le daban derecho a clases ilimitadas hasta que aprobara la oposición. La forma de pago podía ser en efectivo o a través de la financiación con una entidad bancaria. De esta manera, el alumno podría pagar las clases en cómodas cuotas mensuales a lo largo de los siguientes dos años. Claro que, en caso de cerrar la academia, el alumno sigue obligado a pagar al banco. Y así se han quedado muchos de los 300 alumnos de este centro bilbaino.
Sin ser consciente de esto, pero contenta con lo que el propietario le ofrecía, Sonia aceptó el trato y se matriculó para las clases de Policía Nacional. Sin embargo, sus expectativas se vinieron abajo desde el primer día de clase. “¡Vaya caos! Una única profesora para todos los cursos... Al final, no sabía de nada”, explica.
Por eso, en junio de este mismo año, tras finalizar el primer curso, llegaron las quejas. “Le dije que me quería ir, que habían incumplido el contrato y que iba a dejar de pagar pero fue imposible”, se lamenta Sonia, que está en negociaciones con el banco.
El caso de Sandra Cañadas es muy parecido. Esta joven de 23 años se apuntó en el centro para estudiar Auxiliar de Enfermería. “No me gustaba mucho cómo impartían las clases, había muchísimo ruido, la profesora no te ayudaba...”. Pero consciente de la dificultad de recuperar el dinero, decidió continuar. Sin embargo, y tras pagar los 1.000 euros, ahora se ha encontrado en la calle y sin su dinero. “El 8 de junio nos mandaron un email donde se nos decía que en septiembre comenzaban las nuevas tutorías pero no nos ha llegado hasta hace unos días”, explica. Unos días después han recibido un segundo mensaje electrónico. “En él nos explican que por problemas económicos van a cerrar y que pasásemos a por el material y los diplomas”. Sin embargo, poco después, el propietario se dio a la fuga y la profesora decidió no dar respuesta alguna a los damnificados. “No nos esperábamos esto”.
Sin respuesta Llamadas sin descanso que nunca obtienen respuesta. Los estudiantes no consiguen ponerse en contacto con A. V. -su móvil está apagado- y tampoco con la profesora, que ha decidió ausentarse. DEIA también ha intentado sin éxito ponerse en contacto con ambos.
“Estas son cosas que pasan pero de las que nunca te crees protagonista. Un a mí nunca me pasaría. Pero ya ves. Ahora soy yo una de las protagonistas de esta historia. Estoy tan indignada... Es algo que no nos esperábamos para nada”, asegura Sonia.
Reincidente “Juegan con las ilusiones. Saben que tenemos ganas de estudiar y formarnos académicamente para labrarnos un futuro mejor y con más posibilidades y nos vacilan”, dice otro afectado. Iñaki Pellón entiende su significado. Él también estuvo dispuesto a pagar alrededor de 2.000 euros para formarse como soldador y, al igual que los demás testigos, también se ha quedado con las manos vacías.
El tiempo pasa y A. V. empieza a ser conocido para muchos. Según ha podido saber este periódico, el propietario de este centro también habría estafado a cientos de estudiantes en otra academia también de la villa.
Desde la Organización Vasca de Personas Consumidoras -OCUV- recomiendan que los alumnos propongan a las academias el pago mensual y directo ya sea en efectivo o por domiciliación bancaria. Si la academia no lo acepta y solo ofrece el pago financiado, y el alumnado no puede irse a otro centro, desde esta organización aconsejan leer muy bien el contrato “y que entiendan lo que están firmando y las consecuencias”. Las víctimas pueden ponerse en contacto con Sandra, Sonia, Iñaki y otras víctimas a través del email afectadosformacioncontinua@gmail.com
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