Bilbao - Descubrió las competiciones de clavados trabajando en un zoológico en Austria y lo tuvo claro: él quería competir allí. Ahora, Orlando Duque (Colombia, 1974) es uno de los mejores del mundo. Le apasionan los saltos: la velocidad, el sonido del viento... El próximo fin de semana será uno de los participantes de las series mundiales de Red Bull.

¿Cómo se aficionó a los saltos?

-Desde niño me gustaba saltar al agua aunque, en realidad, no sabía lo que estaba haciendo. Cuantos más saltos aprendía, más me gustaba. Entrené en piscina durante diez años y luego me cambié a los clavados.

¿Cómo fue el paso a la disciplina profesional?

-Me fui a vivir a Austria a trabajar en un safari park, un parque zoológico donde hacíamos un espectáculo de saltos. Allí saltaba desde una escalera de 22 metros a una piscina de siete metros de diámetro y tres de profundidad. Estando allá vi las competiciones del Red Bull Cliff Diving World Championship y supe que quería competir en ella; me dediqué a entrenar hasta que me invitaron. Participé por primera vez en 1999, quedé en segundo lugar... ¡y hasta hoy!

¿Qué le atrae de esta disciplina?

-Esa sensación de un poco de miedo antes del salto, la velocidad en caída libre, el sonido del viento, el impacto con el agua.... Es difícil explicar todas esas sensaciones diferentes.

¿Qué se siente en esos escasos tres segundos de salto?

-Cuando todo va bien se disfruta mucho la caída: solo pienso en los movimientos correctos para que el salto salga bien. Cuando tengo algún problema, casi todo el salto estoy intentando solucionar el error para no tener problemas a la entrada.

¿Tiene algún ritual previo al salto?

-Visualizarlo en mi mente; lo repito una y otra vez. Trato de depender solo de la preparación que he hecho.

¿Y cómo entrena?

-El entrenamiento es bastante aburrido: pasamos mucho tiempo en el gimnasio haciendo trabajo cardiovascular, repetimos los saltos desde alturas menores en la piscina, trabajamos con pesas en el gimnasio, hacemos preparación mental en los tiempos libres... No entrenamos en lugares paradisíacos; eso lo guardamos para la competición.

Ha realizado saltos en el Amazonas. ¿Por qué esos nuevos retos? ¿Tiene alguno más previsto?

-Esa es la parte que más disfruto de mi deporte: buscar sitios en los que me tengo que adaptar a las condiciones. Cuando veo un sitio en la televisión o en una revista, tengo que saber dónde está y buscar la forma de saltar. Estamos planeando eventos en Namibia, Sudáfrica y también en la Antártida.

Para alguien que nunca ha visto clavadistas, ¿qué se va a encontrar el próximo sábado en Bilbao?

-Es todo un espectáculo. Incluso yo, todavía hoy me emociono al ver los saltadores. El puente de La Salve es el escenario perfecto para la competición, más aun acercándonos al final de la temporada, donde se está definiendo el ganador.

¿Conoce Bilbao? ¿Qué supone saltar junto a un icono de la arquitectura moderna como el museo Guggenheim?

-Sí, tuve la oportunidad de visitarlo hace unas semanas y me gustó mucho. Saltar al lado del museo Guggenheim será muy emocionante: ya me estoy imaginando las fotos... ¡La comida también me ha gustado mucho! Y, en general, toda la ciudad. Es más, cumplí 40 años el día 11 así que... ¡lo celebraré este martes en Bilbao!