ELLOS son creyentes. Tienen una fe gigantesca en las voces que construyen, a través de diversos coros, la Sociedad Coral de Bilbao, una institución que camina ya hacia los 128 años de vida. ¿Quiénes son ellos...? Los patrocinadores, benefactores y amigos de la propia Sociedad Coral, capaces de mover montañas de voces y, por extensión, la sociedad bilbaina que ha apoyado a la Sociedad Coral desde su fundación, en el tan lejano 1886. Da un no sé qué ponerle cifras a la cultura, pero nada de esta travesía hubiese sido posible sin el apoyo económico de unas empresas, de una sociedad, que no da la espalda a una institución que se vanagloria de sus orígenes. No por nada, el coro del Conservatorio es el vivero que nutre de voces a esta formación de primera magnitud.
En agradecimiento a todo este apoyo, la propia Sociedad Coral que hoy preside José Miguel Lanzagorta Masans tras un largo mandato de Cecilio Gerrikabeitia, organizó ayer un concierto de gratitud, vamos a llamarlo así, en la Sala BBK de la Gran Vía, donde alrededor de sesenta voces, esparcidas entre el coro del Conservatorio, dirigido por José Luis Ormazabal, los jóvenes del coro Euskeria, a la batuta de Urko Sangroniz, y la propia Coral de Bilbao, gobernada por Julio Gergely.
reventón La sala sufrió un reventón, uno de esos llenos que emocionan en tiempos de escasez. A la cita se acercaron José Miguel Lanzagorta Martínez de Moretín, Begoña Casans, Mari Carmen Martínez, el sacerdote Txomin Bereciartua, presidente de honor de la Fundación Novia Salcedo; Álvaro Videgain, Susana Rodríguez Vidarte, junto a su hermana, María Victoria; Idoia Lavín, José Ramón Lizarraga, Alberto Garai, José Andrés Gorricho, Isabel Epalza, Inés Monguillot, Gorka Martínez, el notario Juan Bustamante, Teresa Querejazu, Celina Pereda, Sol Aguirre, Javier Bustamante, Enrique Thate, cuya hija Ane cantó en el recital; Ramón Muro Gaztañaga y un largo etcétera de admiradores de las voces corales.
El profesor Clément Mathieu, personaje protagonista de la película Los chicos de coro, hablaba del mecanismo que activa un buen coro: acción-reacción. Ayer lo comprobaron, insisto, cientos. Desde María Jesús Vergara hasta Luis Díaz de Cerio, pasando por Javier Torres, Carlos Piñales, Eduardo de Toro, Cristina Castro, Alejandro Echevarría, José Ángel Álvaro, Teresa Potoc, Juan Agirre, Virginia Urigüen, Germán Ormazabal, Asís Aznar, José Castiella. Jesús Fernández Urbina, Aritz Lekerika, José Luis Martínez, Begoña Uriarte y un buen número de gente entregada a la Sociedad Coral de Bilbao, uno de los santo y seña para alcanzar la dignidad de ser bilbaino.