En un lateral de la plaza del Ayuntamiento de Arrigorriaga se alza la parroquia de Santa María Magdalena, patrona de la localidad. Aunque data del siglo IX, hoy en día no se conserva nada de su primitiva construcción e incluso ha sido restaurada en numerosas ocasiones. A la puerta del templo-fortaleza esperan una estela funeraria y el sarcófago de un guerrero medieval.

Y la mayor joya de su interior es el retablo de madera de nogal y castaño con un imponente cuerpo central barroco de diez metros de altura -de arquitectura y traza realizados en 1692 y con policromía y dorado de 1734- y otros dos cuerpos laterales posteriores de seis metros de altura y de estilo neoclásico.

Es este importante elemento del altar mayor del templo religioso el que está siendo sometido, desde el pasado mes de octubre, a un delicado y meticuloso proceso de restauración a cargo de las jóvenes Erika Tarilonte y Almudena del Fresno, de la empresa Artiqua.

La actuación, encargada por el Museo Diocesano, se hacía ya necesaria puesto que, tras un análisis inicial, "detectamos la presencia de carcoma, había piezas de considerable tamaño mal fijadas, faltas de volumen y aberturas entre diferentes elementos", precisa Erika.

Además, a la vista se apreciaba la presencia "de mucha purpurina que fue aplicada por autores anteriores para aumentar el brillo pero que con el paso del tiempo se oxida y se vuelve de color verde".

Tallas de madera

Los trabajos de restauración también se están centrando en sus imágenes: la talla de madera de Santa María Magdalena realizada en 1705 por Nicolás Teille y que ocupa la hornacina central; San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola y que datan de 1693; la representación del Calvario de Jesús situada en el ático; el Sagrado Corazón de Jesús, y la representación de la Inmaculada Concepción.

El mayor daño que presentaban estos elementos es que "estaban repintados, sobre todo los querubines que hay en distintos puntos del retablo, por lo que habían perdido su aspecto original que era mucho más suave", indica Almudena. Los santos laterales también se encontraban "totalmente repintados hasta el punto de que hemos descubierto que las cenefas eran originalmente doradas y no negras como se veían".

Y una de las mayores curiosidades halladas durante ese primer análisis se encontraba oculta en el ático del cuerpo central. Estaba completamente cubierto de purpurina y haciendo pruebas y catas comprobamos que había muchas capas de pintura y bajo todas ellas la representación de Jerusalén Celestial que, con esta restauración, se va a recuperar".

Fases de la restauración

El proceso arrancó en octubre con ese primer diagnóstico de las patologías. El siguiente paso fue aplicar un tratamiento para eliminar la carcoma "y a continuación procedimos a la consolidación de la madera inyectando resina para que recupere la consistencia, también fijamos piezas y tapamos grietas y una de las fases más largas y delicadas fue la de limpieza y eliminación de repintes", explican.

En estos momentos "ya nos encontramos con la reintegración cromática utilizando materiales inocuos que no se alteran con el paso del tiempo y luego se aplicará una protección final". La previsión es que el retablo luzca todo su esplendor en marzo.