"No era consciente de lo que estaba pasando el día de la inauguración"
Bilbao. Miguel cumple 76 años en poco más de un mes pero rememora con lucidez lo que ocurrió hace 18 años un día como ayer.
¿Usted procedía de Euskotren?
Sí, estuve allí 20 años. Luego trabajé dos años largos en el metro y en diciembre de 1997 me jubilé.
¿Era de los veteranos entonces?
Yo entré en marzo de 1995. Había diez personas en la plantilla de metro y yo hice el número once. Éramos como una familia. Convivíamos más que en casa con nuestra propia familia. Estábamos noches, días, a todas horas, porque montar el metro fue una barbaridad.
Una labor previa dura...
Fue muy trabajosa. Yo me incorporé cuando vinieron los trenes nuevos de la CAF de Beasain. En Sopelana estuve con los técnicos de CAF, que llevaban la parte mecánica, y con los de la empresa ABB, que llevaban la parte eléctrica. Trabajé con todos y me fui formando y cuando las unidades se completaban, las sacábamos a pruebas. Todo ese fue el proceso hasta mayo, cuando entró el grueso de la plantilla.
Ahí ya tuvo compañeros.
Sí, sobre todo, cuatro de ellos que, aunque tenían estudios de Ingeniería, de trenes... solo verlos pasar. Fui el que les enseñó a manejar los convoys de madrugada entre Plentzia y Urduliz. Son apenas tres kilómetros de recorrido, pero cada noche hacíamos casi 80 kilómetros ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta...
Fue el primer maquinista del metro.
En realidad, entré como inspector de línea y eso también implicó que fui uno de los que formó a la gente que fue llegando, dando cursillos a maquinistas. a los supervisores de estación... Creo que fui de los que más cursillos dio entonces.
O sea que fue maestro de casi todos.
Bueno, me tocó, y creo que lo hice bien a pesar de que no tengo estudios, ni carrera. Empecé en las minas de León, fui electricista y vine aquí para entrar en Ferrocarriles Vascos (hoy Euskotren). Hoy es el día que me llaman cuando hacen alguna comida los compañeros.
¿Por qué le eligieron para pilotar el primer tren oficial del metro?
¡Eso quisiera saber yo! De un día a otro me dijeron: Tú vas a llevar el primer tren. Creo que como estaba con todos los técnicos, en teoría tendría que ser el que más conocimientos podía tener.
¿Cómo recuerda aquella jornada?
Como un trabajo más que me había encomendado la empresa. No era consciente de lo que estaba pasando, al menos durante un tiempo.
Además, el arranque del metro fue atípico, a distancia...
Sí, estaba el lehendakari Ardanza en el Teatro Arriaga con un botón rojo que iba a apretar para iniciar el servicio. Yo estaba en el tren y tenía a una compañera que era la que me iba a hacer señas para salir. En tres segundos tenía que pitar, encender la luz y arrancar, si no todo se iba a hacer vientos. Afortunadamente, todo salió bien.
¿Qué le dijeron los autoridades que invadieron la cabina para las fotos?
No mucho. Sí me acuerdo cuando salimos de Moyúa para ir a Abando, antes de apretar el botón en el Arriaga. Cogí la comunicación tren-tierra que teníamos y le dije al señor lehendakari: Llame al puesto de mando para ver si nos autoriza a salir de la estación. Él se quedó un poco extrañado pero lo hizo, le dieron paso y salimos para Abando.
Fue una responsabilidad porque ese tren estaba lleno de invitados.
Sí y recuerdo que estábamos tan emocionados que no pusimos el aire acondicionado, porque, a pesar de ser noviembre, hacía un día de mucho calor. Cuando todos llegamos a Abando nos pegó un chorreo Kike Urquijo, uno de los jefes...
¿Cómo ha visto la evolución del metro en estos 18 años?
Muy buena. No creí que iba a tener la aceptación que tuvo. Luego, cuando empezaron a venir los viajeros, clientes para nosotros, me ilusionó mucho. Pero no es de extrañar porque es un buen servicio, seguro, puntual, limpio y la gente va a gusto. La prueba la tienes en que ha venido mucha gente de todo el mundo, incluso más adelantado que nosotros en cuanto a metros, y siempre nos han tomado en consideración.
Y ¿cómo ha participado en los actos?
Yo estoy ya viviendo en el pueblo, en La Encina. Me llamó José Miguel Ortega, mi jefe, para que viniera, y aquí estoy para celebrarlo con todos.