La máscara veneciana -al estilo, por ejemplo, de la que lucía ayer José Antonio Vizcaya...- es elegante si se inspira en la Commedia dell'Arte o provocativa si hunde sus raíces en el Arlecchino, una suerte de bufón. Por contra, el antifaz es más popular, más llano y menos ostentoso, a excepción de aquellos que usaban los Golfos Apandadores (hoy el nombre de la cuadrilla de los legendarios personajes de Disney tiene muchos postulantes que lo merecen...) cuando atentaban contra el tesoro del Tío Gilito. Es la diferencia que va del champán al vino de mesa.
El carnaval de Bilbao se baña antes en estas aguas populares que en las de la aristócrata Venecia, así que el antifaz se impone a la máscara. No en vano, los dos arquetipos de estas fiestas, Farolín y Zarambolas, lucen sendos antifaces -blanco el primero y rojo el cachazudo y cachondón...- que año tras año reciben de manos de sus predecesores. Ayer lo hicieron de nuevo a los pies del pilar de la Orden Botxera de Farolín y Zarambolas, una reproducción de la columna del desaparecido Café Boulevard donde figuran los nombres de los 29 Farolines y otros tantos Zarambolas que en Bilbao han sido desde que, en 1984, se instituyeron sendos nombramientos. Así, K-Toño Frade y el txistulari Mikel Bilbao cedieron el testigo a Manu Iturregi y Gon-tzal Azkoitia en un divertido acto (cuatro alegres guerreros del antifaz) en el que Javier Conde y Jon Salvador también recibieron la distinción que les acredita como autores materiales de la txirenada de 2012: un maratón benéfico corrido sobre el Puente Colgante. El propio Jon prometió estudiarse el "manual de instrucciones" para lograr que el año que viene su nombre brille.
Todo discurrió en el Café Iruña, tierra de exilio para la histórica columna de los elegidos. En el acto de entrega, dirigido por Marino Montero, que cada día recuerda más al bardo Iparraguirre, estuvieron presentes, entre otros, Agustín Ferrero, Pascual Molongua, a quien la lluvia de estos días le retira a sus cuarteles de invierno en lo que bien puede considerarse un paro forzoso; el director de fiestas del Ayuntamiento de Bilbao, Alberto Ruiz de Azua; la triatleta Virginia Berasategui; José Lejarraga, Petiso; la actriz Nati Ortiz de Zarate, Eneko González, José Antonio Nielfa, La Otxoalos cocineros de Laudio Luis Mari Salazar e Inma Landeta, quienes durante la mañana dieron rienda suelta al concurso de chorizos; José Mari Amantes, Luis Ángel Castresana; Jon Barrado e Iker Maia en nombre de Bilboko Konpartsak; Lydia Martínez, Beatriz Marcos y un buen número de antiguos cargos carnavalescos.
Entre ellos se encontraban, por ejemplo, Julio Alegría, con un parche pirata cubriéndole un ojo, Elena Marsal, Bárbara Sarrionandia, Jacinto Oñate, José Luis Fernández, Eduardo Robles, Javier Ruiz, Borja Valbuena, Nora Montero, Eneko Conde, Saioa Salvador, el fotógrafo Manu de Alba, testigo gráfico de la inmensa mayoría de los aconteceres del Bilbao txirene; Santiago Mohedano, Fernando Eresta, Gerardo Salvador, Mabel Ramos, Luis María Salazar, Andoni Salvador, Juan Ramos y un buen número de feligreses que año tras año peregrinan al imaginario país de Don Carnal, conscientes de que allí sanarán de todos los malos humores que les achaquen durante el año.