Los cimientos de la ikastola San Nikolas son de valentía. Los ladrillos, de coraje. Las paredes se fueron levantando con mucho esfuerzo y con una pizca de casualidades de la vida -porque el destino a veces echa un cable-. Hace cincuenta años que en un Getxo amordazado por la dictadura franquista se creó un colegio que hablaba euskera. De una osadía y un convencimiento ciego de nueve familias que desafiaron a lo establecido y que comenzaron a dar clases en sus casas. Así nació la ikastola San Nikolas. Hoy, medio siglo después, es un referente educativo en lengua vasca.

"El otro día, en una conversación muy enriquecedora con algunos de los precursores, les decía yo que cómo pudieron empezar algo así. Les comenté: Metíais a vuestros hijos en un barco que no sabíais ni a dónde iba. Y ellos me contestaron: Igual fuimos un poco inconscientes pero teníamos tan claro que nuestros hijos tenían que aprender euskera...", cuenta con cariño Jokin Bilbao, actual presidente de la junta rectora de la cooperativa. Y es que la semilla de San Nikolas la plantaron nueve familias en el opresivo 1963. Formaron un aula para enseñar en euskera con una profesora -Begoña Abaitua- y doce pequeños. Las clases clandestinas se impartían en casa: cada mes en el piso de uno de estos luchadores.

El año siguiente, había 45 alumnos y cada vez se iban sumando más: 92, 120... y en 1968 ya eran 202 estudiantes distribuidos en ocho aulas. "Entonces pasaron a un chalé en la calle Alangoeta de 220 metros cuadrados, y más tarde a un bajo de la calle Bidebarri, de casi 400 metros cuadrados. Este crecimiento nos da una idea del nivel de concienciación de los padres, madres y profesorado, teniendo en cuenta las dificultades tanto sociales como económicas. Pero es que además, la ikastola era un centro de libre enseñanza y por ello, los alumnos a pesar de estudiar en euskera, debían pasar por exámenes en castellano en la escuela pública", narra Gaizka Arrizabalaga, actual administrador.

Se crea la cooperativa Esta situación se alargó hasta el 11 de junio de 1969, cuando la ikastola fue reconocida y autorizada como centro no oficial de enseñanza Primaria. El curso 1970-71 contaba con 338 alumnos y fue entonces cuando San Nikolas se constituyó y registró oficialmente como cooperativa de enseñanza. "En aquellos tiempos las familias ya pusieron 60.000 pesetas de la época cada una", apunta el presidente de la actual junta rectora. El primer objetivo de la cooperativa fue solucionar las diferentes ubicaciones con las que contaba la ikastola en aquel momento: cinco aulas en un chalé, siete en la calle Bidebarri y otras dos, en una casa particular. Esta dispersión suponía un problema y por ello, se compraron unos terrenos en el barrio La Humedad de Algorta para concentrar todas las clases en ese lugar. Este terreno tenia una extensión de 1.850 metros cuadrados. En una primera fase se construyó un edificio con 18 aulas, oficinas de administración, biblioteca, gimnasio y patio de juegos. En una segunda fase, se levantaron cinco pisos de 300 metros cuadrados cada uno, que se distribuirían más adelante.

"Hubo gente cómplice que frenó a las autoridades de la época. Incluso hubo personas de corte franquista que también echaron algún cable para que este proyecto pudiera seguir adelante. Al final, te das cuenta de que circunstancias cogidas con pinzas que se fueron juntando una a una dieron como resultado que todo esto saliera adelante. Porque por ejemplo, cuando fueron a Madrid para comprar los terrenos, resulta que justo había uno de Bilbao en el Ministerio y les ayudó. Pero sobre todo, esto es una realidad gracias al empeño y el empuje de un grupo de personas que lo tenía muy claro: mis hijos van a estudiar en euskera sí o sí", destaca Bilbao. En 1973, 10 años más tarde del nacimiento, la ikastola tenía 500 alumnos y aquel proyecto con el que se soñaba, era ya una realidad con futuro. En el curso 1981-82 había 1.490 alumnos distribuidos en 51 aulas, desde guardería hasta COU.

Estudiantes conocidos En medio siglo de lecciones en euskera, han pasado por San Nikolas miles de personas. Entre ellos, el escritor Unai Elorriaga; el surfista Kepa Acero; el actor Asier Hormaza; la actriz Irune Manzano; el director artístico de la ABAO, Jon Paul Laka; los bertsolaris Xabier y Fredi Paya, el alcalde de Getxo, Imanol Landa, y el concejal de Cultura, Koldo Iturbe; y la diputada de Hacienda de Gipuzkoa, Helena Franco. Además, como presidente de la junta de la cooperativa ha estado el parlamentario del PNV Iñigo Iturrate. Además, uno de los miembros que ha tenido el equipo rector fue Juan Tomás Hernani, secretario general de Innovación en el Gobierno de Zapatero.