Bilbao
BAJO un sol justiciero, cubiertos con sombrero para protegerse del calor y con unas tijeras como herramienta, dos hombres retiran las hojas sobrantes del viñedo de txakoli Virgen de Lorea. Su tarea comienza muy temprano. En septiembre lo volverán a hacer. Son los encargados de cuidar y mimar las vides en las que se asoman los todavía verdes racimos de esta bodega ubicada en el barrio Otxaran de Zalla. Es a pie de viñedo, donde comienza la visita guiada que han puesto en marcha para promocionar el enoturismo en Bizkaia. A lo largo de este mes, ocho bodegas se han adherido a esta iniciativa que acerca, a vizcainos y turistas a "este mundo", explican fuentes de la diputación, impulsora de la iniciativa.
Manu Calera, alma mater de Virgen de Lorea y gran conocedor del mundo del txakoli, es el encargado de acercar al visitante a un mundo apasionante y complejo.
Mucho calor "Estamos a merced del clima; vivimos en una zona con un tiempo muy cambiante. Unos días de frío pueden echar a perder la cosecha", comenta el gerente de Virgen Lorea. Ni el frío ni el calor benefician a las vides. "Estamos preocupados por la ola de calor. Puede quemar la cosecha", explicó. Por eso, en Virgen de Lorea adentran al visitante en la raíz del caldo, donde se esconde la materia prima con la que se obtienen anualmente dos clases de vino blanco: Señorío de Otxaran y Aretxaga.
Son ocho las bodegas que abren sus puertas . Con este programa de enoturismo, impulsado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina y la Diputación, vizcainos y visitantes podrán conocer los entresijos del proceso de elaboración del txakoli.
El enoturismo está de moda. Este auge no ha pasado inadvertido para los bodegueros vizcainos, empresas turísticas y el Consejo Regulador, han apostado por una iniciativa de este tipo. "Contamos con una riqueza que debemos explotar", explica el secretario de Bizkaiko Txakolina, Antxon Txapartegi. El objetivo no es solo atraer a turistas, sino abrir este mundo a los vascos. "Hay muchos urbanitas que no saben lo que hay detrás de un vaso de txakoli", dicen.
Durante los próximos 12 meses, ocho bodegas abrirán sus puertas de martes a domingo, en horario de mañana, para realizar visitas guiadas a las 11.00 y a las 13 horas, sin que sea necesaria reserva previa. El precio es de 8 euros e incluye la visita a la bodega y a los viñedos, y degustación de txakoli. Para saber qué bodegas están abiertas cada día se puede llamar al 946 076 071 o en la web www.bizkaikotxakolina.org.
Virgen de Lorea nació en 1990, fecha en la que ya se producía en el barrio de Aretxaga. Aquella sociedad inicial fue constituida por José Ignacio Aretxaga, Zamora y Manu Calera, pero los dos primeros, por diferentes motivos, decidieron no seguir y Manu Calera, actual gerente de Virgen de Lorea, se puso en contacto con Cosme Vivanco, empresario de la zona. Vivanco, que tenía una tradición txakolinera, -que producía dos mil litros para autoconsumo- aceptó y compró todo lo anterior, incluida la maquinaria con la que posteriormente se equipó la bodega. "Para conseguir el txakoli que ahora producimos hay que realizar un gran trabajo, no solo el que realizamos anualmente, sino lo que llevamos haciendo desde hace 16", explica Calera.
Desde 1995 -año en que se comenzó la actividad comercial- cuando contaba con 4 hectáreas y se producían 80.000 litros de txakoli, la bodega ha ido creciendo y evolucionando paulatinamente. Ya en 2004, se llega a las 15 hectáreas propias y 9 más de viticultores asociados a los cuales se asiste técnicamente, dando lugar a una producción de 280.000 litros. La variedad de uva seleccionada para la elaboración de los txakolis son la Hondarribi Zuria y la Folle Blanche en una proporción del 80 y el 20 por ciento respectivamente.
cuestiones de interés Son muchas las cuestiones que interesan a los que se apuntan a estas visitas guiadas. La polémica suscitada en torno a la utilización del término txakoli -fuera de las fronteras vascas- para su comercialización es una de las cuestiones que más interés despierta. "Yo soy muy claro. Les digo lo que hay y les dejo claro quién esta detrás de la usurpación de este término para fines comerciales". Sin embargo, para Calera esta es una historia que ha beneficiado al vino vasco porque "se ha hablado mucho de el txakoli. Es muy bueno porque la gente se entera que estamos aquí,", concreta.
El recorrido no ha sido fácil, y los años que vienen serán complicados. "El romanticismo de los comienzos ha dado paso a un trabajo que alberga detrás el sacrificio de un equipo de profesionales", explica Calera. En la calidad está la diferencia y eso se consigue desde la raíz de la planta. "Estas visitas están muy bien, son positivas porque es fundamental la educación del consumidor, que aprenda a distinguir un vino de otro. No todos los txakolis son iguales, por eso hay que educar a los consumidores", concreta. Por ese motivo, y con el objetivo de acercar el mundo del txakoli han añadido en agosto, un atractivo más a su oferta turística: visitas guiadas a bodegas, con degustación del vino . "Hay gente que no tiene ni idea de lo complicado que es en Euskadi conseguir este vino blanco", dice Calera. Sin embargo, los que conocen un poco este mundo de los viñedos se siguen sorprendiendo de que "logremos obtener, con este clima y estos cambios de temperatura, un caldo de este nivel", añade.
Esta es la trayectoria de Virgen de Lorea, pero cada una de las bodegas tiene su propia historia, repleta de romanticismo, pero con una gran dosis de sacrificio y entrega.